Lo primero, este relato lo he escrito muy relajado, lo he releido aun mas calmado, esta obra exije al lector calma y sosiego a la hora de leerla. No tengas prisa en ningun momento por acabar, no hay prisas, y no lo disfrutaras igual.
El relato va acompasado a una musica de ambiente, con la cual teneis que ir ugando para conseguir el efecto que intento transmitiros, poned la musica y leed despacio, sin prisa, haciendo incapie en puntos y comas.
La musica ponerla al principio, esperad a que cargue por que tendreis que avanzarla. Os he puesto cuando teneis que avanzar en la musica, pero si quereis disfrutarla aun mas, dejad la musica correr y cuando llegue al punto, seguid leyendo. Es muy relajante, no seais tontos, hacerme caso, despacio, sin prisas.
----Musica de fondo----
Empezamos...
Mañana clara, me levanto, aparto suavemente las sabanas que aun descansan sobre mí.
La ventana esta abierta, la brisa entra, rodea mi cuerpo y sale en un baile infinito, los pájaros cantan e invitan a bailar con ellos. Es de día, subo suavemente la persiana, aun chirría por la edad, el sol me deslumbra, cierro los ojos, y dejo que me ilumine la cara. Abro aun mas la ventana, los pájaros posados en el alceifar salen volando, y la suave brisa aprovecha para entrar y apoderarse del cuarto, revuelve mis hojas, y hace ondularse mis postes colgados en la pared de color azul cielo que ahora esta iluminada y refleja con fuerza la calida luz del sol.
Avanzar a 2:29
Salgo a la calle, ando, estoy solo, no hay nadie. Cruzo la acera, un par de pájaros salen volando al pasar a su lado. Sigo andando, la ciudad se acaba. Un camino empedrado empieza, a ambos lados de este solo hierba y flores. Empiezo a andar, el camino es suave y sin elevaciones, las rocas del camino no molestan nada, hecho la vista atrás y allí esta la ciudad, pero no deseo volver, sigo andando. Un claro, verde, con flores y un hermoso sauce llorón en medio de este, cerca, corre un riachuelo que hace un leve ruido y empapa el ambiente de dulce humedad. Me tumbo junto al sauce, el sol se cuela entre sus hojas, y juega con mi cuerpo a las sombras. Pronto, el sueño se apodera de mí.
Avanzar a 4:42
Una gota cae, recorre mi cara y desaparece por mi cuello. Abro levemente los ojos, el cielo esta nuboso, no se ve el azul del cielo, pero hay claridad, mucha claridad. Empieza a lloviznar, el agua cae cada vez en mayor cantidad. Retomo el camino, y deshago mis pasos que hace poco hice. La verde hierba reluce llena de pequeñas gotas, los pájaros regresan a sus nidos a proteger a sus crías de la lluvia. La ciudad aun lejana me invita a acercarme poco a poco a ella y a refugiarme en sus portales o en sus calidas tabernas donde la leche la sirven templada en épocas como esta. El olor de los pasteles recién horneados se huele desde la lejanía, mi boca empieza a salivar con la esperanza de tener pronto uno de esos bollos de crema en mi boca. Me dejo llevar y en poco me encuentro a Las puertas de la ciudad. Miro atrás, el campo me dice adiós, ambos esperamos volver a vernos pronto. Cierro los ojos e izando la mirada dejo que el agua me empape, notando sus gotas caer en mi cara, por mi pelo, y golpeando suavemente mis parpados. El tiempo me abandona, mantengo el rostro en alto, quiero aprovechar la sensación y mantenerla, es muy agradable. El viento revuelve mi pelo y hace que la lluvia caiga más fuerte, pero no molesta, es relajante.
Avanzar a 7:32
La ciudad sigue vacía, la gente hoy no ha salido, entro en una calle solitaria, no hay nadie. Las gotas golpetean contra el asfalto, y se aglomeran en pequeños riachuelos camino de la alcantarilla. Los charcos son numerosos, los canalones de los edificios ya no retienen mas agua y rebosan. La sensación del agua sobre mi me invita a seguir andando, descubriendo las maravillosas calles de mi ciudad. Llego a un parque, las piedras de los columpios y toboganes están mojadas. El columpio se balancea suavemente en compás con el viento. Me acerco, esta mojado, pero me siento en el, se mece levemente, agrada poder sentarse en el, el viento hace que sienta la necesidad de seguir andando en camino a casa, pero es demasiado relajante. Me levanto despacio y comienzo mi camino, otra vez, el agua se aglomera en charcos y riachuelos, a lo lejos, mi casa, solitaria, lejana, pero a la vez calida y confortable. Avanzo hacia ella, y allí me espera, con calma, sin prisas. (Seguir escuchando la música)
Escrito y preparado por mi.