por Berseker Vie Mayo 08, 2009 10:36 pmComo sabéis, pienso en muchísimas historias, pero pocas son las que realmente me interesan poner en el foro, pero creo que esta merece la pena, así que por favor, aunque solo sea de pasada...hechadle un ojo.
Prólogo
"....Me...he despertado aquí...es extraño. Hace como unas dos horas que estaba en el centro de esta enorme sala, parece un castillo pero está muy iluminado, además no hay nadie...y, ¿dónde está el sol? Veo luz en el cielo pero ningún sol, ni nada...como si brillase por cuenta propia. Fuera de este castillo no hay murallas, ni puertas, ni nada que impida su entrada en él..tal vez porque no necesita ser protegido, quién sabe.
He estado dando un paseo, a escasos metros una cascada sale de la cima del castillo, la cual no alcanzo a ver, y forma un río que se pierde entre las lejanas montañas. También veo árboles frutales, muchos y muy variados, pero no reconozco ninguna de las frutas que veo en ellos. Regreso de nuevo al castillo, aquí, en este lugar, me siento distinto...no me canso, no siento ninguna preocupación y todo es calma, ¿acaso habré muerto y este es el cielo? es dudoso...pero no debemos descartar nada. Desde la entrada, se aprecian cuatro esculturas de piedra, parecen antiguas, ¿quién o qué habrá tenido la santa paciencia de levantar monumentales esculturas? Impresionan a la vista, sobre todo la que más arriba está...un águila con las alas recogidas, mirando el horizonte, como las otras tres.
Me he adentrado un poco más, aun sin haber un hueco por el que pasase la luz estaba completamente iluminado, no con una luz intensa, una luz suave, igual que en el exterior...y todo seguía en calma, armoniosa calma que me llenaba por dentro y me daba una sensación de bienestar y plenitud. Desde aquí diviso un jardín interior, con una fuente. Al acercarme, veo el agua que contiene la fuente, el agua estaba completamente limpia y calma...pero algo había extraña en ella, contra más la miraba, veía cosas que se aparecían en mi imaginación, cosas de mi vida, cosas que parecían estar fluyendo desde mi mente hasta el agua. Pensé en cómo había llegado hasta ahí, y leves destellos revolotearon dentro de la fuente haciendo más claras las imágenes...desde lo alto me veía a mí, pero estaba tirado en el arcén, una chica...alguien que conozco, pero que no logro recordar quién es, está a mi lado...está llorando. Tengo la chaqueta por encima, tapándome...está manchada."
I. Recordando
Acaba de llegar una ambulancia, al quitarme la chaqueta para levantarme del suelo aprecio que tengo muchísimas heridas por el cuerpo, pero aun respiro. Por una parte es un gran alivio, pero si respiro, la posibilidad de que esté muerto carece de sentido, lo que me desconcierta aún más. La chica está hablando por el móvil, aún le caen lágrimas...me da pena, más pena que ver mi estado. Tras colgar sube a la ambulancia, pero la imágen se hace borrosa y cambia...ahora estoy viendo mi casa. Me fijo en la hora que marca el reloj del salón y veo que son las tres de la madrugada, pero mi padre se está vistiendo rápido. Supongo que la chica que estaba antes a mi lado habría llamado a mi padre para alertarlo. De nuevo, la imágen se torna borrosa, ahora estoy en el hospital, en una cama, tengo un tuvo en la garganta y un gotero. Mi padre, la chica, y una mujer de la que desconozco también su identidad están en la habitación. La mujer le habla al oído a mi padre, éste no parece triste, parece enfadado...se ve una situación tensa.
Intento recordar, pero me es imposible. Todo menos mi padre y yo mismo me es desconocido...
Desde la habitación
-Mamá...- dijo la chica a la mujer en tono de reproche - deja ya de darle mal, Alberto no ha tenido la culpa de nada, como para que se lo estés reprochando al pobre Hernesto...
La mujer, que aparentemente resultaba ser la madre de la chica, la miró con desprecio. Aparentaba ser una mujer de unos cuarenta y cinco años, algo mal envejecidos. Se la veía con un aire descarado y mucho mal carácter.
- ¡Cállate ya niña! - le dijo la madre - él es un irresponsable, a saber qué habrá estado haciendo a esas horas de la noche...míralo, iría borracho perdido, no se como te permito ir con él.
- Tú a mi no tienes que permitirme nada - dijo la chica intentando controlar su rabia - yo perfectamente tengo ya mis diecisiete años, y tengo suficiente cabeza para que no tengas que permitirme las cosas. Ah, antes de abrir la bocaza, porque eso es lo que tienes, una bocaza, no ha bebido nada, y si no me crees llamamos otra vez al médico y que te lo diga él.
- ¡Descarada! ¡Hipócrita! - respondía la madre al azar sin saber que contestar - eres una malcriada, ya te estás llendo de esta habitación.
- ¡No tienes ningún derecho a hecharme! Y no quiero salir, porque si lo hago a saber que ideas le metes al pobre Hernesto en la cabeza sobre Alberto, embustera manipuladora...
- Mi hijo está ahi tirado...medio muerto.... - susurraba Hernesto - y no hacéis más que discutir entre vosotras...para eso mejor os salís las dos de aquí, necesito pensar.
La mujer lo miró con incredulidad, sin llegar a creerse del todo que la estuviese hechando a ella también.
- Ah, ¿así que esas tenemos no? ya veo ya...qué patético, claro, como no has sabido criar a tu hijo mira como te ha salido, un borracho que no controla y se mete por la carretera, pues al final si lo han atropellado es porque se lo ha merecido, por borracho, y por ser un destalentado que...
- ¡Mamá cállate de una puta vez! Ya sabemos de sobras que lo odias pero, ¿quiéres dejar de destrozarlos?
- Miriam... - dijo Hernesto dirigiéndose a la mujer - yo he criado a mi hijo, se cómo es, no es un borracho, y mucho menos un destalentado ni irresponsable, no tienes derecho a juzgarlo como lo estás haciendo, y si no te parece bien lo que te estoy diciendo lárgate ya de la puta habitación, pero hazlo, y no te vendría mal escuchar a tu hija y callar la boca de una vez.
Su gesto de incredulidad se acentuó aún más, y cuando estaba apunto de volver a hablar, su hija se levantó.
- Ni una palabra más, nos salimos las dos y lo que tengas que discutir lo discutes conmigo.
- Elisa... - dijo Hernesto - quédate tú, agradecerá más tu compañía que la de dos amargados...ya salgo yo a discutir con tu madre cielo, no te preocupes.
Hernesto cogió una silla y la puso al lado de la cama donde Alberto se encontraba, ahí se sentó Elisa, le cogió de la mano. Mientras oía como su madre y Hernesto discutian. Para intentar evadirse de la situación, hablaba con él, o mejor dicho, hablaba sola.
- Me parece impresionante...te tiene una manía que no la había visto yo en la vida. En serio te digo que no siempre ha sido así, al menos no conmigo...ahora está mucho más amargada, despues de lo de la boda y que nos trasladásemos aquí y todos esos royos...bueno, no te preocupes ahora por eso, lo que más te debe preocuparte es volver en sí, ¿vale?
Elisa no pudo aguantar las lágrimas que brotaron al instante de sus ojos.
- Joder....si es mi culpa, estaba empeñada que fuesemos a la discoteca esa nueva que han abierto al lado de la casa de la Patri, y no nos dimos cuenta...me salvaste joder, me salvastes, en el último momento me empujastes y te comistes entero el coche...lo siento, lo siento mucho, ¿vale? pero por favor...¡contéstame!
Elisa se desesperaba buscando una respuesta que la liberase de ese malestar que la invadía, unas palabras que la hiciesen pensar que no fue su culpa, pero sin embargo quería sentirse así, porque en el fondo creía realmente que era su culpa y que por ello debía sentirse así, como castigo.
Desde la fuente del castillo
Así que eres Elisa...ahora te recuerdo...ahora recuerdo el momento exacto del accidente...no fue culpa tuya.
La veo llorar sobre la cama. Fuera de la habitación, Miriam y mi padre están discutiendo, mucha gente los está mirando. Un médico se les ha acercado y les ha pedido amablemente que salgan fuera del edificio a discutir. Ahora que están fuera, ella se enciende un cigarrillo, pero ya no habla, parece como si le gustase discutir en público...humillar. Ojalá no me hubiese acordado de ella jamás...esa mujer es mi pesadilla...desde que se casó con mi padre.
II. Guía
Han pasado un par de horas, Elisa se ha dormido sobre la silla, apollando su cabeza sobre un borde de la cama, aún sosteniéndome la mano. He observado a mi padre, ha ido a la máquina de café, el pobre se cae de sueño. Miro el reloj que hay en medio del pasillo, son las cinco y media de la madrugada, dentro de uuna hora comenzará a amanecer, se me hace raro que aquí halla luz. Vuelvo a mirar donde antes estaba Miriam, ahora no está...menudo alivio.
Realmente, no estoy cansado, pero aunque no tengo hambre me apetece comer. En cuanto me aparto de la fuente, las imágenes se desvanecen. Recorro salgo del jardín y recorro la enorme sala por la que salir. Me acerco a uno de los árboles y miro sus frutos...¿habrase visto alguna vez una fruta con forma de icosaedro? Para los que no lo sepan, un icosaedro es un polígono regular de veinte lados, todos ellos triangulares, y exáctamente igual lo mires por donde lo mires. Me subo a una piedra para alcanzar los frutos, el árbol es bastante grande y no los alcanzo. Ahora al agarrar uno y propinarle un mordisco se me hace un sabor similar al del melocotón, pero tambien con cierto aire a la pera, me gusta.
...
He oído algo, y no es el viento. Pasos secos y poco sonoros, de pies descalzos, dentro del castillo. Al ser tan grande cualquier sonido resuena con fuerza y retumba...la curiosidad me llama. Subo apurado las escaleras que conducen a la entrada y a la sala, pero una vez llego no veo nada. Momentos después desde la entrada al jardín escucho una risa, de un niño o una niña, de no mas de diez años. Llego al jardín, pero de nuevo no veo a nadie.
- Vamos a jugar al escondite - oigo la voz detrás mía.
Me giro inmediatamente, pero no hay nadie.
- Vale...esto si que es raro...pero me apetece jugar.
Comienzo a buscar por el jardín...o me está tomando el pelo o es impresionántemente hábil escondiéndose. Me siento sobre la hierba exhausto de buscar, cuando derepente una mano se deposita sobre mi hombro derecho.
- Te encontré.
Me giro, y veo a...no sabría bien decir si es niño o niña, me referiré como si fuese niña. Es bajita, no me llega al hombro estando de pie, su cara no me dice tampoco si es niño o niña, ni su constitución. Lo que realmente me llama la atención en ella son esos ojos blancos, con un iris plateado, sin pupila, y un cabello brillante, entre rubio y albino. Lleva una túnica blanca, sin ningún dibujo ni nada, y le tapa hasta las rodillas. Me mira diréctamente a los ojos, y sonríe.
- Hola.. - le pregunto algo cortado.
- Hola, y bienvenido - dice mostrando una cara de mayor felicidad - te llamas Alberto, ¿a que sí?
- Eh..si, así es...¿y tú como te llamas?
- Eso no tiene importancia...
- Ah...¿vives aquí desde hace mucho?
- Desde....am, pues no lo se, no me acuerdo..jejeje.
Esta niña, o niño, o lo que sea, me está desconcertando mucho, a todo lo que me contesta le añade una bonita sonrisa acompañada de un tono dulcísimo de voz.
- Una pregunta..indiscreta... - digo - ¿eres niño o niña? Lo siento...estoy algo desorientado...no me lo tomes en cuenta.
- Niño, aunque cuando me miro en el reflejo del agua me parezco a una niña.
- Jejeje...y..¿hay más gente por....
- No, estamos nosotros dos solos.
- Oh, vaya...¿una pregunta sobre...
- Mis ojos? verás, es lo que pasa cuando hay luz constante, no necesito pupilas que se dilaten o se contraigan para controlar la cantidad de luz que entra por mis ojos, siempre hay la misma intensidad.
- ¿Cómo has..
- Averiguado lo que ibas a decir? Eso no tiene importancia...
- ...Te haría una pregunta, pero me da que tú ya sabes cual es y la contestarías antes de que me diese tiempo a terminar.
- Jejeje...soy tu guía.
- Mi guía...¿mi guía de qué?
- De ti mismo.
Me ha desarmado, no se que contestar a eso. Ciertamente es una respuesta tan enigmática que me lleva a pensar si estaré soñando.
- No estás soñando - dice mientras me agarra de la mano - te voy a ayudar a solucionar tus problemas. Vamos a la fuente, de ella se puede ver aquello que necesites ver, por eso cuando piensas en alguien inmediatamente la fuente enfoca a esa persona.
- Pero.. - digo con duda - ¿por qué antes no lograba recordar a...
- Elisa, porque tu mente no estaba clara, por ello no recordabas qué había pasado ni a nadie de los que veías al principio...vas avanzando.
Estoy más desconcertado todavía...¿quién es este chico?
Prólogo
"....Me...he despertado aquí...es extraño. Hace como unas dos horas que estaba en el centro de esta enorme sala, parece un castillo pero está muy iluminado, además no hay nadie...y, ¿dónde está el sol? Veo luz en el cielo pero ningún sol, ni nada...como si brillase por cuenta propia. Fuera de este castillo no hay murallas, ni puertas, ni nada que impida su entrada en él..tal vez porque no necesita ser protegido, quién sabe.
He estado dando un paseo, a escasos metros una cascada sale de la cima del castillo, la cual no alcanzo a ver, y forma un río que se pierde entre las lejanas montañas. También veo árboles frutales, muchos y muy variados, pero no reconozco ninguna de las frutas que veo en ellos. Regreso de nuevo al castillo, aquí, en este lugar, me siento distinto...no me canso, no siento ninguna preocupación y todo es calma, ¿acaso habré muerto y este es el cielo? es dudoso...pero no debemos descartar nada. Desde la entrada, se aprecian cuatro esculturas de piedra, parecen antiguas, ¿quién o qué habrá tenido la santa paciencia de levantar monumentales esculturas? Impresionan a la vista, sobre todo la que más arriba está...un águila con las alas recogidas, mirando el horizonte, como las otras tres.
Me he adentrado un poco más, aun sin haber un hueco por el que pasase la luz estaba completamente iluminado, no con una luz intensa, una luz suave, igual que en el exterior...y todo seguía en calma, armoniosa calma que me llenaba por dentro y me daba una sensación de bienestar y plenitud. Desde aquí diviso un jardín interior, con una fuente. Al acercarme, veo el agua que contiene la fuente, el agua estaba completamente limpia y calma...pero algo había extraña en ella, contra más la miraba, veía cosas que se aparecían en mi imaginación, cosas de mi vida, cosas que parecían estar fluyendo desde mi mente hasta el agua. Pensé en cómo había llegado hasta ahí, y leves destellos revolotearon dentro de la fuente haciendo más claras las imágenes...desde lo alto me veía a mí, pero estaba tirado en el arcén, una chica...alguien que conozco, pero que no logro recordar quién es, está a mi lado...está llorando. Tengo la chaqueta por encima, tapándome...está manchada."
I. Recordando
Acaba de llegar una ambulancia, al quitarme la chaqueta para levantarme del suelo aprecio que tengo muchísimas heridas por el cuerpo, pero aun respiro. Por una parte es un gran alivio, pero si respiro, la posibilidad de que esté muerto carece de sentido, lo que me desconcierta aún más. La chica está hablando por el móvil, aún le caen lágrimas...me da pena, más pena que ver mi estado. Tras colgar sube a la ambulancia, pero la imágen se hace borrosa y cambia...ahora estoy viendo mi casa. Me fijo en la hora que marca el reloj del salón y veo que son las tres de la madrugada, pero mi padre se está vistiendo rápido. Supongo que la chica que estaba antes a mi lado habría llamado a mi padre para alertarlo. De nuevo, la imágen se torna borrosa, ahora estoy en el hospital, en una cama, tengo un tuvo en la garganta y un gotero. Mi padre, la chica, y una mujer de la que desconozco también su identidad están en la habitación. La mujer le habla al oído a mi padre, éste no parece triste, parece enfadado...se ve una situación tensa.
Intento recordar, pero me es imposible. Todo menos mi padre y yo mismo me es desconocido...
Desde la habitación
-Mamá...- dijo la chica a la mujer en tono de reproche - deja ya de darle mal, Alberto no ha tenido la culpa de nada, como para que se lo estés reprochando al pobre Hernesto...
La mujer, que aparentemente resultaba ser la madre de la chica, la miró con desprecio. Aparentaba ser una mujer de unos cuarenta y cinco años, algo mal envejecidos. Se la veía con un aire descarado y mucho mal carácter.
- ¡Cállate ya niña! - le dijo la madre - él es un irresponsable, a saber qué habrá estado haciendo a esas horas de la noche...míralo, iría borracho perdido, no se como te permito ir con él.
- Tú a mi no tienes que permitirme nada - dijo la chica intentando controlar su rabia - yo perfectamente tengo ya mis diecisiete años, y tengo suficiente cabeza para que no tengas que permitirme las cosas. Ah, antes de abrir la bocaza, porque eso es lo que tienes, una bocaza, no ha bebido nada, y si no me crees llamamos otra vez al médico y que te lo diga él.
- ¡Descarada! ¡Hipócrita! - respondía la madre al azar sin saber que contestar - eres una malcriada, ya te estás llendo de esta habitación.
- ¡No tienes ningún derecho a hecharme! Y no quiero salir, porque si lo hago a saber que ideas le metes al pobre Hernesto en la cabeza sobre Alberto, embustera manipuladora...
- Mi hijo está ahi tirado...medio muerto.... - susurraba Hernesto - y no hacéis más que discutir entre vosotras...para eso mejor os salís las dos de aquí, necesito pensar.
La mujer lo miró con incredulidad, sin llegar a creerse del todo que la estuviese hechando a ella también.
- Ah, ¿así que esas tenemos no? ya veo ya...qué patético, claro, como no has sabido criar a tu hijo mira como te ha salido, un borracho que no controla y se mete por la carretera, pues al final si lo han atropellado es porque se lo ha merecido, por borracho, y por ser un destalentado que...
- ¡Mamá cállate de una puta vez! Ya sabemos de sobras que lo odias pero, ¿quiéres dejar de destrozarlos?
- Miriam... - dijo Hernesto dirigiéndose a la mujer - yo he criado a mi hijo, se cómo es, no es un borracho, y mucho menos un destalentado ni irresponsable, no tienes derecho a juzgarlo como lo estás haciendo, y si no te parece bien lo que te estoy diciendo lárgate ya de la puta habitación, pero hazlo, y no te vendría mal escuchar a tu hija y callar la boca de una vez.
Su gesto de incredulidad se acentuó aún más, y cuando estaba apunto de volver a hablar, su hija se levantó.
- Ni una palabra más, nos salimos las dos y lo que tengas que discutir lo discutes conmigo.
- Elisa... - dijo Hernesto - quédate tú, agradecerá más tu compañía que la de dos amargados...ya salgo yo a discutir con tu madre cielo, no te preocupes.
Hernesto cogió una silla y la puso al lado de la cama donde Alberto se encontraba, ahí se sentó Elisa, le cogió de la mano. Mientras oía como su madre y Hernesto discutian. Para intentar evadirse de la situación, hablaba con él, o mejor dicho, hablaba sola.
- Me parece impresionante...te tiene una manía que no la había visto yo en la vida. En serio te digo que no siempre ha sido así, al menos no conmigo...ahora está mucho más amargada, despues de lo de la boda y que nos trasladásemos aquí y todos esos royos...bueno, no te preocupes ahora por eso, lo que más te debe preocuparte es volver en sí, ¿vale?
Elisa no pudo aguantar las lágrimas que brotaron al instante de sus ojos.
- Joder....si es mi culpa, estaba empeñada que fuesemos a la discoteca esa nueva que han abierto al lado de la casa de la Patri, y no nos dimos cuenta...me salvaste joder, me salvastes, en el último momento me empujastes y te comistes entero el coche...lo siento, lo siento mucho, ¿vale? pero por favor...¡contéstame!
Elisa se desesperaba buscando una respuesta que la liberase de ese malestar que la invadía, unas palabras que la hiciesen pensar que no fue su culpa, pero sin embargo quería sentirse así, porque en el fondo creía realmente que era su culpa y que por ello debía sentirse así, como castigo.
Desde la fuente del castillo
Así que eres Elisa...ahora te recuerdo...ahora recuerdo el momento exacto del accidente...no fue culpa tuya.
La veo llorar sobre la cama. Fuera de la habitación, Miriam y mi padre están discutiendo, mucha gente los está mirando. Un médico se les ha acercado y les ha pedido amablemente que salgan fuera del edificio a discutir. Ahora que están fuera, ella se enciende un cigarrillo, pero ya no habla, parece como si le gustase discutir en público...humillar. Ojalá no me hubiese acordado de ella jamás...esa mujer es mi pesadilla...desde que se casó con mi padre.
II. Guía
Han pasado un par de horas, Elisa se ha dormido sobre la silla, apollando su cabeza sobre un borde de la cama, aún sosteniéndome la mano. He observado a mi padre, ha ido a la máquina de café, el pobre se cae de sueño. Miro el reloj que hay en medio del pasillo, son las cinco y media de la madrugada, dentro de uuna hora comenzará a amanecer, se me hace raro que aquí halla luz. Vuelvo a mirar donde antes estaba Miriam, ahora no está...menudo alivio.
Realmente, no estoy cansado, pero aunque no tengo hambre me apetece comer. En cuanto me aparto de la fuente, las imágenes se desvanecen. Recorro salgo del jardín y recorro la enorme sala por la que salir. Me acerco a uno de los árboles y miro sus frutos...¿habrase visto alguna vez una fruta con forma de icosaedro? Para los que no lo sepan, un icosaedro es un polígono regular de veinte lados, todos ellos triangulares, y exáctamente igual lo mires por donde lo mires. Me subo a una piedra para alcanzar los frutos, el árbol es bastante grande y no los alcanzo. Ahora al agarrar uno y propinarle un mordisco se me hace un sabor similar al del melocotón, pero tambien con cierto aire a la pera, me gusta.
...
He oído algo, y no es el viento. Pasos secos y poco sonoros, de pies descalzos, dentro del castillo. Al ser tan grande cualquier sonido resuena con fuerza y retumba...la curiosidad me llama. Subo apurado las escaleras que conducen a la entrada y a la sala, pero una vez llego no veo nada. Momentos después desde la entrada al jardín escucho una risa, de un niño o una niña, de no mas de diez años. Llego al jardín, pero de nuevo no veo a nadie.
- Vamos a jugar al escondite - oigo la voz detrás mía.
Me giro inmediatamente, pero no hay nadie.
- Vale...esto si que es raro...pero me apetece jugar.
Comienzo a buscar por el jardín...o me está tomando el pelo o es impresionántemente hábil escondiéndose. Me siento sobre la hierba exhausto de buscar, cuando derepente una mano se deposita sobre mi hombro derecho.
- Te encontré.
Me giro, y veo a...no sabría bien decir si es niño o niña, me referiré como si fuese niña. Es bajita, no me llega al hombro estando de pie, su cara no me dice tampoco si es niño o niña, ni su constitución. Lo que realmente me llama la atención en ella son esos ojos blancos, con un iris plateado, sin pupila, y un cabello brillante, entre rubio y albino. Lleva una túnica blanca, sin ningún dibujo ni nada, y le tapa hasta las rodillas. Me mira diréctamente a los ojos, y sonríe.
- Hola.. - le pregunto algo cortado.
- Hola, y bienvenido - dice mostrando una cara de mayor felicidad - te llamas Alberto, ¿a que sí?
- Eh..si, así es...¿y tú como te llamas?
- Eso no tiene importancia...
- Ah...¿vives aquí desde hace mucho?
- Desde....am, pues no lo se, no me acuerdo..jejeje.
Esta niña, o niño, o lo que sea, me está desconcertando mucho, a todo lo que me contesta le añade una bonita sonrisa acompañada de un tono dulcísimo de voz.
- Una pregunta..indiscreta... - digo - ¿eres niño o niña? Lo siento...estoy algo desorientado...no me lo tomes en cuenta.
- Niño, aunque cuando me miro en el reflejo del agua me parezco a una niña.
- Jejeje...y..¿hay más gente por....
- No, estamos nosotros dos solos.
- Oh, vaya...¿una pregunta sobre...
- Mis ojos? verás, es lo que pasa cuando hay luz constante, no necesito pupilas que se dilaten o se contraigan para controlar la cantidad de luz que entra por mis ojos, siempre hay la misma intensidad.
- ¿Cómo has..
- Averiguado lo que ibas a decir? Eso no tiene importancia...
- ...Te haría una pregunta, pero me da que tú ya sabes cual es y la contestarías antes de que me diese tiempo a terminar.
- Jejeje...soy tu guía.
- Mi guía...¿mi guía de qué?
- De ti mismo.
Me ha desarmado, no se que contestar a eso. Ciertamente es una respuesta tan enigmática que me lleva a pensar si estaré soñando.
- No estás soñando - dice mientras me agarra de la mano - te voy a ayudar a solucionar tus problemas. Vamos a la fuente, de ella se puede ver aquello que necesites ver, por eso cuando piensas en alguien inmediatamente la fuente enfoca a esa persona.
- Pero.. - digo con duda - ¿por qué antes no lograba recordar a...
- Elisa, porque tu mente no estaba clara, por ello no recordabas qué había pasado ni a nadie de los que veías al principio...vas avanzando.
Estoy más desconcertado todavía...¿quién es este chico?
Última edición por Berseker el Dom Mayo 10, 2009 4:59 pm, editado 4 veces
