CAPÍTULO UNO
Se veía un paisaje montañoso. Era una sierra, llena de árboles, en una noche en la que se veían las estrellas perfectamente. La luz de la luna llena iluminaba la arboleda, y entre las hojas se colaba la luz para iluminar el suelo. Una chica andaba por allí con una linterna.
-Me tenía que tocar a mí ir a por leña…
Llevaba una mochila en la espalda. Tenía el pelo castaño claro, largo hasta los hombros, y los ojos verdosos como un gato.
-Bueno, supongo que con esto ya…
De repente oyó un ruido.
-¿Y… y eso...?
Se escuchaba un rumor de fondo. De entre los árboles salía un sonido pegajoso, que escamaba la piel. De repente, dos puntos rojos se iluminaron en la oscuridad.
-¡E-eso son ojos!
Un rugido se oyó, y una especie de monstruo, medio lagarto medio rinoceronte, con tonos morados y rojos, salió de entre los árboles. Debía medir casi seis metros de largo.
-¡¡GRRAAAAMM!!
-¡¡YAAAAAAH!!
El monstruo gigante se lanzó sobre la chica a gran velocidad.
-¡M-mierda, la voy a palmar…!
Entonces, todo se hizo oscuro para ella. Sentía como si estuviera dentro de la cama. Caliente y confortada.
-Hmmm… que bien se está aquí…
De repente recordó lo que acababa de pasar y abrió los ojos, Se incorporó y se vio rodeada por una especie de limbo de tonos negros, rojos, anaranjados… Era un lugar cálido, pero con un aire de terror. Se miró las manos y descubrió que estaba totalmente desnuda.
-¡¿E-EH?!
Se tapó la zona íntima y los pechos con las manos. De repente, se le ocurrió algo.
-E… ¿Estaré muerta ya…?
Se levantó y caminó por esa especie de limbo. Entonces, se empezó a oír una voz masculina, y un sonido que parecía de una guitarra eléctrica. Se giró hacia el lugar donde provenía. Había alguien tocando una guitarra carmesí llena de púas, y cantando.
-El olvido recordó, y la oscuridad se iluminó, la risa rompió a llorar…
El que tocaba la guitarra y cantaba vio a la chica y la miró fijamente. Acto seguido, prosiguió con su acto.
-Una piedra enamoró a una virgen que dejó caer su desnudeeeez.
-¡¿ES UNA INDIRECTA?!
La guitarra desapareció en el aire, se evaporó en forma de humo. El tipo que la tocaba se giró otra vez hacia la chica para hablarle.
-Aroa, ¿verdad?
Aroa miró con cara extraña al tipo.
-Aroa: ¿Cómo sabes mi nombre…?
-Yo lo se todo, preciosa.
El tío de la guitarra esbozó una sonrisa maligna. Tenía unos grandes colmillos, e iba un poco raro. Vestía una capa negra, y sus ojos eran rojos como la sangre.
-Eh, a lo que iba. Recuerdas que es lo último que viste, ¿no?
Aroa se acordó de momentos antes, en el bosque.
-Aroa: ¿Eh? El monstruo…¿Qué ha pasado con el monstruo?
-Eso depende de ti… ¿Sabes? Me he encaprichado de ti, y, depende de lo que me contestes… puede que te haga un favor.
-Aroa: ¿Q-que…?¿Favor…?
-Mi favor será el de darte el poder para matar a ese bicho. Sólo pido un pequeño premio comparado con tu vida…
La sonrisa maligna de antes volvió a verse en su cara.
-Lo único que quiero es tu alma.
Por difícil de creer que fuera, Aroa no pudo evitar hacer caso de lo que le decían.
-Aroa: ¿Mi alma…? Pero eso es imposible, como voy a… Además, no puedes darme ese poder.
El chico alargó una mano y la posó sobre uno de los pechos de Aroa.
-¿Sabes que tienes unas buenas tetas, Aroa?
-Aroa: ¡¿Q-que haces?!
Aroa le dio una bofetada en la cara. Sin embargo, no se movió ni un centímetro. Al contrario, ella se hizo daño en la mano. No sabía de qué estaba hecho, pero desde luego que no era normal.
-Aroa: Tú… no eres normal…
-¿Firmarás entonces el contrato?
Aroa empezó a darle vueltas a la cabeza, a pensar sobre lo que le proponían. Finalmente, tomó una decisión.
-Aroa: Renuncio a los poderes.
El tipo dejó de sonreir.
-Bueno… al menos lo intenté.
Aroa se giró.
-Pero, oye… Si quieres, te lo puedo prestar una vez… a cambio de un beso. ¿Qué te parece éste otro trato?
Ella se quedó pensando sobre lo que él le decía.
-Aroa: Si sólo es eso… Accedo.
-Excelente.
Él se acercó a Aroa y la cogió de las manos.
-Tranquila, no hace falta que pongas esa cara… será rápido.
-Aroa: Hmm…
Finalmente, ambos juntaron los labios. De repente, una gran luz se hizo, como cuando el monstruo la atacó un rato antes.
-Aroa: ¿Eh…?
Lo siguiente que vio fue al monstruo ante ella. Pero no todo era igual. Ya no iba desnuda, ni con la ropa de antes. Ahora llevaba una armadura morada y roja, con una gran “G” carmesí en cada hombro. En las manos, llevaba una guadaña con pinta terrorífica, tan afilada que debía ser capaz de cortar una roca.
-Aroa: O… oooh… ¿Y esto…?
Miró, entonces, al monstruo, fijamente. Este parecía que le tenía miedo.
-Grrgrgrr…
Aroa empuñó la guadaña con fuerza.
-Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…
CAPÍTULO DOS
-Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…
Aroa dio un paso adelante. Por su parte, el monstruo se puso en guardia, mostrando los dientes. El diabólico ser inspiraba un terror sobrehumano, y aún así mostraba un gran temor viendo a Aroa armada de aquella manera.
-Aroa: Jujujuju… me gusta esto…
Aroa levantó la guadaña. El monstruo rugió a la vez que daba un paso hacia detrás.
-Aroa: ¡Muereee!
Corrió con la guadaña a un lado hacia el monstruo. Cuando estaba cerca suyo, la movió horizontalmente como una espada. El monstruo rugió lastimeramente mientras un cuerno le salía volando por los aires.
-¡GRRAAAAG!
Se fue corriendo con el rabo entre las piernas hacia los árboles.
-Aroa: ¡Haaaa ha ha! ¡Soy invenci…!
De repente, la armadura y la guadaña desaparecieron en forma de humo, como la guitarra del tipo del limbo.
-Aroa: Era demasiado bonito para ser verdad…
De repente recordó algo.
-Aroa: ¡Ah!¡La leña!
Al cabo de un rato, después de volver a recoger leña, Aroa caminó hacia el lugar donde tenía el campamento. Había ido a la sierra con unos amigos y habían montado unas tiendas de campaña en una llanura de la montaña.
Miró su reloj. Llegaba media hora más tarde de lo acordado.
-Aroa: ¡Oh, mierda, tengo que darme prisa!
Echó a correr hacia el punto donde habían levantado el campamento. Poco después, vio a lo lejos un punto luminoso.
-Aroa: Oh, la fogata. Es por a…
Entonces, vio a alguien en el suelo.
-Aroa: No… no puede…
Corrió hacia allí todo lo rápido de pudo, dejó caer la leña, y fue a toda velocidad hacia el campamento. Entonces, allí, en el suelo, vio los cuerpos de sus amigos. Estaban golpeados y magullados, a algunos les faltaban miembros o incluso había menos cuerpos que amigos antes. Aroa los miraba fijamente, con la cara blanca y los ojos llenos de lágrimas. El suelo estaba ensangrentado, y las tiendas destrozadas. Entonces, vio como una de estas caía al suelo. De detrás de la tienda, volvió a salir el monstruo de antes.
-Aroa: T-tú… ¡¡TÚ!!¡¡AAAAAAAH!!
Aroa cogió una vara metálica de la estructura de una tienda de campaña y la empuñó a la vez que corría hacia el monstruo.
-Aroa: ¡¡MUERE, MONSTRUOOOO!!
El golpe dio de lleno en la cabeza en la cabeza del demonio. Sin embargo, este apenas se inmuto. Miró a Aroa y se relamió el hocico.
-Aroa: ¡C-CABROOON!
Cogió con fuerza la vara y, en cambio de golpear, la clavó en el ojo del monstruoso ser. Este dio un gran bote, gritando de dolor e ira. Enfurecido, se sacudió el hierro de encima y se giró hacia Aroa. De un coletazo, la envió por los aires. Aterrizó de golpe, dándose un golpe.
-Aroa: ¡A-aaah!
El monstruo corrió a gran velocidad hacia Aroa. En el último momento, otra vez se hizo oscuro.
Aroa se encontraba bien. Era un lugar cálido y placentero. Aún así, algo tenía que ponía la piel de gallina.
-Aroa: Hhmhmmm…
Abrió los ojos. Volvía a estar en aquel limbo de colores cálidos. Allí estaba otra vez el mismo tipo de antes, con su guitarra.
-Je je… ¿Vuelves a verme? Me siento halagado.
Aroa se tapó su zona íntima y los pechos.
-Aroa: ¡C-cállate!
-No hace falta que te tapes… Soy capaz de ver a través de la carne.
-Aroa: ¡¿Q-que?!¡Tú, per…!
-Pero tranquila… No lo haré.
El tío de la guitarra sonrió. El instrumento musical desapareció en el aire, como la anterior vez.
-Bueno… ¿Qué ha pasado esta vez?
Aroa se arrodilló y se tapó la cara con las manos con la cara. Mientras lloraba, le contaba que había pasado.
-Aroa: Yo… yo volvía de recoger leña… y-snif- y, cuando llegué al campamento…
Dejó caer la cabeza sobre el suelo, derramando las lágrimas sobre éste.
-Aroa: ¡No pude hacer nada!¡No pude!
Su voz bajó de tono.
-Aroa: Soy demasiado débil.
El tipo de la guitarra le puso una mano en la espalda y la acarició.
-Quieres matar a ese bicho, ¿no?
Aroa lloraba en silencio.
-Quieres tener poder, ¿verdad?
Empezó a emocionarse.
-¡Quieres vengar a tus amigos, ¿verdad?!
Le quitó la mano de encima y empezó a entrar en llamas.
-¡¡Quieres que tus amigos vuelvan a vivir, ¿no es así?!!
Aroa abrió los ojos todo lo que pudo. Mientras, él empezó a reírse con malicia.
-¡¡AAAAAAHAHAHAHAHA!!¡No tienes más que firmar un contrato, Aroa!¡Cédeme tu alma y todo se arreglará!
Aroa se puso de rodillas, con expresión cabizbaja.
-Aroa: Si te cedo mi alma… ellos se salvarán, ¿no?
Él sonrió.
-Seh.
-Aroa: Entonces…
Se levantó y miró a la cara a su anfitrión.
-Aroa: Procedamos a firmar ése contrato.
-Perfecto…
El tipo de la guitarra la cogió de los hombros y la besó otra vez. Finalmente, separaron los labios.
-Bien, cuando me necesites, no tienes que invocar un aquelarre.
-Aroa: ¿Aquelarre?
-Un aquelarre era una reunión que convocaban las brujas con el Diablo para hacer el amor toda la noche.
-Aroa: Eh, para el carro, eso significa que…
El tipo sonrió malignamente otra vez.
-Sí. Yo soy el diablo.
El diablo estalló en llamas. Le salieron cuatro cuernos de la cabeza, y unas alas demoníacas. Sus pupilas desaparecieron y su piel se enrojeció. El pelo se le volvió plateado, y su chaqueta fue sustituida por una armadura.
-¿Qué me dices, Aroa?¿Vas a luchar?
-Aroa: Sí. Sólo me queda aprender a invocar un Aquelarre.
El Diablo abrió los ojos mucho.
-Aroa… la mayoría caen en la trampa y no me preguntan como hacerlo… pero parece que tú has pasado la prueba para ser una de mis cazadores de cuervos.
-Aroa: Que… ilusión. Pero ¿cómo se invoca un aquelarre? Rápido antes de que se me coma…
-Ahora mismo mi magia ha hecho una especie de paro en el tiempo, así que no hay peligro. Bueno, ahora… voy a enseñarte a invocar un aquelarre. No tienes más que concentrarte y decir un verso.
Un papel apareció de golpe, entre llamas, en las manos del diablo. Se lo entregó a Aroa.
-Y una cosa más.
El diablo le dio el último consejo a Aroa.
-Ahora los límites los pone tu imaginación. La guadaña era una porquería. Serás tú quien decida que arma usar y como será. Ahora, Aroa…
Le tendió la mano a Aroa.
-Buena suerte.
Aroa le dio la mano.
-Aroa: Gracias… Satanás.
-Satanás, Lucifer, Belcebú… eso no son más que nombres que me han dado los humanos. Mi auténtico nombre es…
La misma luz de la última vez se hizo.
-Gigathor.
CONTINUARÁ…
Se veía un paisaje montañoso. Era una sierra, llena de árboles, en una noche en la que se veían las estrellas perfectamente. La luz de la luna llena iluminaba la arboleda, y entre las hojas se colaba la luz para iluminar el suelo. Una chica andaba por allí con una linterna.
-Me tenía que tocar a mí ir a por leña…
Llevaba una mochila en la espalda. Tenía el pelo castaño claro, largo hasta los hombros, y los ojos verdosos como un gato.
-Bueno, supongo que con esto ya…
De repente oyó un ruido.
-¿Y… y eso...?
Se escuchaba un rumor de fondo. De entre los árboles salía un sonido pegajoso, que escamaba la piel. De repente, dos puntos rojos se iluminaron en la oscuridad.
-¡E-eso son ojos!
Un rugido se oyó, y una especie de monstruo, medio lagarto medio rinoceronte, con tonos morados y rojos, salió de entre los árboles. Debía medir casi seis metros de largo.
-¡¡GRRAAAAMM!!
-¡¡YAAAAAAH!!
El monstruo gigante se lanzó sobre la chica a gran velocidad.
-¡M-mierda, la voy a palmar…!
Entonces, todo se hizo oscuro para ella. Sentía como si estuviera dentro de la cama. Caliente y confortada.
-Hmmm… que bien se está aquí…
De repente recordó lo que acababa de pasar y abrió los ojos, Se incorporó y se vio rodeada por una especie de limbo de tonos negros, rojos, anaranjados… Era un lugar cálido, pero con un aire de terror. Se miró las manos y descubrió que estaba totalmente desnuda.
-¡¿E-EH?!
Se tapó la zona íntima y los pechos con las manos. De repente, se le ocurrió algo.
-E… ¿Estaré muerta ya…?
Se levantó y caminó por esa especie de limbo. Entonces, se empezó a oír una voz masculina, y un sonido que parecía de una guitarra eléctrica. Se giró hacia el lugar donde provenía. Había alguien tocando una guitarra carmesí llena de púas, y cantando.
-El olvido recordó, y la oscuridad se iluminó, la risa rompió a llorar…
El que tocaba la guitarra y cantaba vio a la chica y la miró fijamente. Acto seguido, prosiguió con su acto.
-Una piedra enamoró a una virgen que dejó caer su desnudeeeez.
-¡¿ES UNA INDIRECTA?!
La guitarra desapareció en el aire, se evaporó en forma de humo. El tipo que la tocaba se giró otra vez hacia la chica para hablarle.
-Aroa, ¿verdad?
Aroa miró con cara extraña al tipo.
-Aroa: ¿Cómo sabes mi nombre…?
-Yo lo se todo, preciosa.
El tío de la guitarra esbozó una sonrisa maligna. Tenía unos grandes colmillos, e iba un poco raro. Vestía una capa negra, y sus ojos eran rojos como la sangre.
-Eh, a lo que iba. Recuerdas que es lo último que viste, ¿no?
Aroa se acordó de momentos antes, en el bosque.
-Aroa: ¿Eh? El monstruo…¿Qué ha pasado con el monstruo?
-Eso depende de ti… ¿Sabes? Me he encaprichado de ti, y, depende de lo que me contestes… puede que te haga un favor.
-Aroa: ¿Q-que…?¿Favor…?
-Mi favor será el de darte el poder para matar a ese bicho. Sólo pido un pequeño premio comparado con tu vida…
La sonrisa maligna de antes volvió a verse en su cara.
-Lo único que quiero es tu alma.
Por difícil de creer que fuera, Aroa no pudo evitar hacer caso de lo que le decían.
-Aroa: ¿Mi alma…? Pero eso es imposible, como voy a… Además, no puedes darme ese poder.
El chico alargó una mano y la posó sobre uno de los pechos de Aroa.
-¿Sabes que tienes unas buenas tetas, Aroa?
-Aroa: ¡¿Q-que haces?!
Aroa le dio una bofetada en la cara. Sin embargo, no se movió ni un centímetro. Al contrario, ella se hizo daño en la mano. No sabía de qué estaba hecho, pero desde luego que no era normal.
-Aroa: Tú… no eres normal…
-¿Firmarás entonces el contrato?
Aroa empezó a darle vueltas a la cabeza, a pensar sobre lo que le proponían. Finalmente, tomó una decisión.
-Aroa: Renuncio a los poderes.
El tipo dejó de sonreir.
-Bueno… al menos lo intenté.
Aroa se giró.
-Pero, oye… Si quieres, te lo puedo prestar una vez… a cambio de un beso. ¿Qué te parece éste otro trato?
Ella se quedó pensando sobre lo que él le decía.
-Aroa: Si sólo es eso… Accedo.
-Excelente.
Él se acercó a Aroa y la cogió de las manos.
-Tranquila, no hace falta que pongas esa cara… será rápido.
-Aroa: Hmm…
Finalmente, ambos juntaron los labios. De repente, una gran luz se hizo, como cuando el monstruo la atacó un rato antes.
-Aroa: ¿Eh…?
Lo siguiente que vio fue al monstruo ante ella. Pero no todo era igual. Ya no iba desnuda, ni con la ropa de antes. Ahora llevaba una armadura morada y roja, con una gran “G” carmesí en cada hombro. En las manos, llevaba una guadaña con pinta terrorífica, tan afilada que debía ser capaz de cortar una roca.
-Aroa: O… oooh… ¿Y esto…?
Miró, entonces, al monstruo, fijamente. Este parecía que le tenía miedo.
-Grrgrgrr…
Aroa empuñó la guadaña con fuerza.
-Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…
CAPÍTULO DOS
-Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…
Aroa dio un paso adelante. Por su parte, el monstruo se puso en guardia, mostrando los dientes. El diabólico ser inspiraba un terror sobrehumano, y aún así mostraba un gran temor viendo a Aroa armada de aquella manera.
-Aroa: Jujujuju… me gusta esto…
Aroa levantó la guadaña. El monstruo rugió a la vez que daba un paso hacia detrás.
-Aroa: ¡Muereee!
Corrió con la guadaña a un lado hacia el monstruo. Cuando estaba cerca suyo, la movió horizontalmente como una espada. El monstruo rugió lastimeramente mientras un cuerno le salía volando por los aires.
-¡GRRAAAAG!
Se fue corriendo con el rabo entre las piernas hacia los árboles.
-Aroa: ¡Haaaa ha ha! ¡Soy invenci…!
De repente, la armadura y la guadaña desaparecieron en forma de humo, como la guitarra del tipo del limbo.
-Aroa: Era demasiado bonito para ser verdad…
De repente recordó algo.
-Aroa: ¡Ah!¡La leña!
Al cabo de un rato, después de volver a recoger leña, Aroa caminó hacia el lugar donde tenía el campamento. Había ido a la sierra con unos amigos y habían montado unas tiendas de campaña en una llanura de la montaña.
Miró su reloj. Llegaba media hora más tarde de lo acordado.
-Aroa: ¡Oh, mierda, tengo que darme prisa!
Echó a correr hacia el punto donde habían levantado el campamento. Poco después, vio a lo lejos un punto luminoso.
-Aroa: Oh, la fogata. Es por a…
Entonces, vio a alguien en el suelo.
-Aroa: No… no puede…
Corrió hacia allí todo lo rápido de pudo, dejó caer la leña, y fue a toda velocidad hacia el campamento. Entonces, allí, en el suelo, vio los cuerpos de sus amigos. Estaban golpeados y magullados, a algunos les faltaban miembros o incluso había menos cuerpos que amigos antes. Aroa los miraba fijamente, con la cara blanca y los ojos llenos de lágrimas. El suelo estaba ensangrentado, y las tiendas destrozadas. Entonces, vio como una de estas caía al suelo. De detrás de la tienda, volvió a salir el monstruo de antes.
-Aroa: T-tú… ¡¡TÚ!!¡¡AAAAAAAH!!
Aroa cogió una vara metálica de la estructura de una tienda de campaña y la empuñó a la vez que corría hacia el monstruo.
-Aroa: ¡¡MUERE, MONSTRUOOOO!!
El golpe dio de lleno en la cabeza en la cabeza del demonio. Sin embargo, este apenas se inmuto. Miró a Aroa y se relamió el hocico.
-Aroa: ¡C-CABROOON!
Cogió con fuerza la vara y, en cambio de golpear, la clavó en el ojo del monstruoso ser. Este dio un gran bote, gritando de dolor e ira. Enfurecido, se sacudió el hierro de encima y se giró hacia Aroa. De un coletazo, la envió por los aires. Aterrizó de golpe, dándose un golpe.
-Aroa: ¡A-aaah!
El monstruo corrió a gran velocidad hacia Aroa. En el último momento, otra vez se hizo oscuro.
Aroa se encontraba bien. Era un lugar cálido y placentero. Aún así, algo tenía que ponía la piel de gallina.
-Aroa: Hhmhmmm…
Abrió los ojos. Volvía a estar en aquel limbo de colores cálidos. Allí estaba otra vez el mismo tipo de antes, con su guitarra.
-Je je… ¿Vuelves a verme? Me siento halagado.
Aroa se tapó su zona íntima y los pechos.
-Aroa: ¡C-cállate!
-No hace falta que te tapes… Soy capaz de ver a través de la carne.
-Aroa: ¡¿Q-que?!¡Tú, per…!
-Pero tranquila… No lo haré.
El tío de la guitarra sonrió. El instrumento musical desapareció en el aire, como la anterior vez.
-Bueno… ¿Qué ha pasado esta vez?
Aroa se arrodilló y se tapó la cara con las manos con la cara. Mientras lloraba, le contaba que había pasado.
-Aroa: Yo… yo volvía de recoger leña… y-snif- y, cuando llegué al campamento…
Dejó caer la cabeza sobre el suelo, derramando las lágrimas sobre éste.
-Aroa: ¡No pude hacer nada!¡No pude!
Su voz bajó de tono.
-Aroa: Soy demasiado débil.
El tipo de la guitarra le puso una mano en la espalda y la acarició.
-Quieres matar a ese bicho, ¿no?
Aroa lloraba en silencio.
-Quieres tener poder, ¿verdad?
Empezó a emocionarse.
-¡Quieres vengar a tus amigos, ¿verdad?!
Le quitó la mano de encima y empezó a entrar en llamas.
-¡¡Quieres que tus amigos vuelvan a vivir, ¿no es así?!!
Aroa abrió los ojos todo lo que pudo. Mientras, él empezó a reírse con malicia.
-¡¡AAAAAAHAHAHAHAHA!!¡No tienes más que firmar un contrato, Aroa!¡Cédeme tu alma y todo se arreglará!
Aroa se puso de rodillas, con expresión cabizbaja.
-Aroa: Si te cedo mi alma… ellos se salvarán, ¿no?
Él sonrió.
-Seh.
-Aroa: Entonces…
Se levantó y miró a la cara a su anfitrión.
-Aroa: Procedamos a firmar ése contrato.
-Perfecto…
El tipo de la guitarra la cogió de los hombros y la besó otra vez. Finalmente, separaron los labios.
-Bien, cuando me necesites, no tienes que invocar un aquelarre.
-Aroa: ¿Aquelarre?
-Un aquelarre era una reunión que convocaban las brujas con el Diablo para hacer el amor toda la noche.
-Aroa: Eh, para el carro, eso significa que…
El tipo sonrió malignamente otra vez.
-Sí. Yo soy el diablo.
El diablo estalló en llamas. Le salieron cuatro cuernos de la cabeza, y unas alas demoníacas. Sus pupilas desaparecieron y su piel se enrojeció. El pelo se le volvió plateado, y su chaqueta fue sustituida por una armadura.
-¿Qué me dices, Aroa?¿Vas a luchar?
-Aroa: Sí. Sólo me queda aprender a invocar un Aquelarre.
El Diablo abrió los ojos mucho.
-Aroa… la mayoría caen en la trampa y no me preguntan como hacerlo… pero parece que tú has pasado la prueba para ser una de mis cazadores de cuervos.
-Aroa: Que… ilusión. Pero ¿cómo se invoca un aquelarre? Rápido antes de que se me coma…
-Ahora mismo mi magia ha hecho una especie de paro en el tiempo, así que no hay peligro. Bueno, ahora… voy a enseñarte a invocar un aquelarre. No tienes más que concentrarte y decir un verso.
Un papel apareció de golpe, entre llamas, en las manos del diablo. Se lo entregó a Aroa.
-Y una cosa más.
El diablo le dio el último consejo a Aroa.
-Ahora los límites los pone tu imaginación. La guadaña era una porquería. Serás tú quien decida que arma usar y como será. Ahora, Aroa…
Le tendió la mano a Aroa.
-Buena suerte.
Aroa le dio la mano.
-Aroa: Gracias… Satanás.
-Satanás, Lucifer, Belcebú… eso no son más que nombres que me han dado los humanos. Mi auténtico nombre es…
La misma luz de la última vez se hizo.
-Gigathor.
CONTINUARÁ…
Última edición por Giga el Vie Mayo 08, 2009 6:18 pm, editado 1 vez