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    Aquelarre

    Giga
    Giga


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    Mensaje por Giga Jue Mayo 07, 2009 10:11 pm

    CAPÍTULO UNO
    Se veía un paisaje montañoso. Era una sierra, llena de árboles, en una noche en la que se veían las estrellas perfectamente. La luz de la luna llena iluminaba la arboleda, y entre las hojas se colaba la luz para iluminar el suelo. Una chica andaba por allí con una linterna.
    -Me tenía que tocar a mí ir a por leña…
    Llevaba una mochila en la espalda. Tenía el pelo castaño claro, largo hasta los hombros, y los ojos verdosos como un gato.
    -Bueno, supongo que con esto ya…
    De repente oyó un ruido.
    -¿Y… y eso...?
    Se escuchaba un rumor de fondo. De entre los árboles salía un sonido pegajoso, que escamaba la piel. De repente, dos puntos rojos se iluminaron en la oscuridad.
    -¡E-eso son ojos!
    Un rugido se oyó, y una especie de monstruo, medio lagarto medio rinoceronte, con tonos morados y rojos, salió de entre los árboles. Debía medir casi seis metros de largo.
    -¡¡GRRAAAAMM!!
    -¡¡YAAAAAAH!!
    El monstruo gigante se lanzó sobre la chica a gran velocidad.
    -¡M-mierda, la voy a palmar…!
    Entonces, todo se hizo oscuro para ella. Sentía como si estuviera dentro de la cama. Caliente y confortada.
    -Hmmm… que bien se está aquí…
    De repente recordó lo que acababa de pasar y abrió los ojos, Se incorporó y se vio rodeada por una especie de limbo de tonos negros, rojos, anaranjados… Era un lugar cálido, pero con un aire de terror. Se miró las manos y descubrió que estaba totalmente desnuda.
    -¡¿E-EH?!
    Se tapó la zona íntima y los pechos con las manos. De repente, se le ocurrió algo.
    -E… ¿Estaré muerta ya…?
    Se levantó y caminó por esa especie de limbo. Entonces, se empezó a oír una voz masculina, y un sonido que parecía de una guitarra eléctrica. Se giró hacia el lugar donde provenía. Había alguien tocando una guitarra carmesí llena de púas, y cantando.
    -El olvido recordó, y la oscuridad se iluminó, la risa rompió a llorar…
    El que tocaba la guitarra y cantaba vio a la chica y la miró fijamente. Acto seguido, prosiguió con su acto.
    -Una piedra enamoró a una virgen que dejó caer su desnudeeeez.
    -¡¿ES UNA INDIRECTA?!
    La guitarra desapareció en el aire, se evaporó en forma de humo. El tipo que la tocaba se giró otra vez hacia la chica para hablarle.
    -Aroa, ¿verdad?
    Aroa miró con cara extraña al tipo.
    -Aroa: ¿Cómo sabes mi nombre…?
    -Yo lo se todo, preciosa.
    El tío de la guitarra esbozó una sonrisa maligna. Tenía unos grandes colmillos, e iba un poco raro. Vestía una capa negra, y sus ojos eran rojos como la sangre.
    -Eh, a lo que iba. Recuerdas que es lo último que viste, ¿no?
    Aroa se acordó de momentos antes, en el bosque.
    -Aroa: ¿Eh? El monstruo…¿Qué ha pasado con el monstruo?
    -Eso depende de ti… ¿Sabes? Me he encaprichado de ti, y, depende de lo que me contestes… puede que te haga un favor.
    -Aroa: ¿Q-que…?¿Favor…?
    -Mi favor será el de darte el poder para matar a ese bicho. Sólo pido un pequeño premio comparado con tu vida…
    La sonrisa maligna de antes volvió a verse en su cara.
    -Lo único que quiero es tu alma.
    Por difícil de creer que fuera, Aroa no pudo evitar hacer caso de lo que le decían.
    -Aroa: ¿Mi alma…? Pero eso es imposible, como voy a… Además, no puedes darme ese poder.
    El chico alargó una mano y la posó sobre uno de los pechos de Aroa.
    -¿Sabes que tienes unas buenas tetas, Aroa?
    -Aroa: ¡¿Q-que haces?!
    Aroa le dio una bofetada en la cara. Sin embargo, no se movió ni un centímetro. Al contrario, ella se hizo daño en la mano. No sabía de qué estaba hecho, pero desde luego que no era normal.
    -Aroa: Tú… no eres normal…
    -¿Firmarás entonces el contrato?
    Aroa empezó a darle vueltas a la cabeza, a pensar sobre lo que le proponían. Finalmente, tomó una decisión.
    -Aroa: Renuncio a los poderes.
    El tipo dejó de sonreir.
    -Bueno… al menos lo intenté.
    Aroa se giró.
    -Pero, oye… Si quieres, te lo puedo prestar una vez… a cambio de un beso. ¿Qué te parece éste otro trato?
    Ella se quedó pensando sobre lo que él le decía.
    -Aroa: Si sólo es eso… Accedo.
    -Excelente.
    Él se acercó a Aroa y la cogió de las manos.
    -Tranquila, no hace falta que pongas esa cara… será rápido.
    -Aroa: Hmm…
    Finalmente, ambos juntaron los labios. De repente, una gran luz se hizo, como cuando el monstruo la atacó un rato antes.
    -Aroa: ¿Eh…?
    Lo siguiente que vio fue al monstruo ante ella. Pero no todo era igual. Ya no iba desnuda, ni con la ropa de antes. Ahora llevaba una armadura morada y roja, con una gran “G” carmesí en cada hombro. En las manos, llevaba una guadaña con pinta terrorífica, tan afilada que debía ser capaz de cortar una roca.
    -Aroa: O… oooh… ¿Y esto…?
    Miró, entonces, al monstruo, fijamente. Este parecía que le tenía miedo.
    -Grrgrgrr…
    Aroa empuñó la guadaña con fuerza.
    -Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…

    CAPÍTULO DOS
    -Aroa: Así que esto es lo que tengo que hacer…
    Aroa dio un paso adelante. Por su parte, el monstruo se puso en guardia, mostrando los dientes. El diabólico ser inspiraba un terror sobrehumano, y aún así mostraba un gran temor viendo a Aroa armada de aquella manera.
    -Aroa: Jujujuju… me gusta esto…
    Aroa levantó la guadaña. El monstruo rugió a la vez que daba un paso hacia detrás.
    -Aroa: ¡Muereee!
    Corrió con la guadaña a un lado hacia el monstruo. Cuando estaba cerca suyo, la movió horizontalmente como una espada. El monstruo rugió lastimeramente mientras un cuerno le salía volando por los aires.
    -¡GRRAAAAG!
    Se fue corriendo con el rabo entre las piernas hacia los árboles.
    -Aroa: ¡Haaaa ha ha! ¡Soy invenci…!
    De repente, la armadura y la guadaña desaparecieron en forma de humo, como la guitarra del tipo del limbo.
    -Aroa: Era demasiado bonito para ser verdad…
    De repente recordó algo.
    -Aroa: ¡Ah!¡La leña!
    Al cabo de un rato, después de volver a recoger leña, Aroa caminó hacia el lugar donde tenía el campamento. Había ido a la sierra con unos amigos y habían montado unas tiendas de campaña en una llanura de la montaña.
    Miró su reloj. Llegaba media hora más tarde de lo acordado.
    -Aroa: ¡Oh, mierda, tengo que darme prisa!
    Echó a correr hacia el punto donde habían levantado el campamento. Poco después, vio a lo lejos un punto luminoso.
    -Aroa: Oh, la fogata. Es por a…
    Entonces, vio a alguien en el suelo.
    -Aroa: No… no puede…
    Corrió hacia allí todo lo rápido de pudo, dejó caer la leña, y fue a toda velocidad hacia el campamento. Entonces, allí, en el suelo, vio los cuerpos de sus amigos. Estaban golpeados y magullados, a algunos les faltaban miembros o incluso había menos cuerpos que amigos antes. Aroa los miraba fijamente, con la cara blanca y los ojos llenos de lágrimas. El suelo estaba ensangrentado, y las tiendas destrozadas. Entonces, vio como una de estas caía al suelo. De detrás de la tienda, volvió a salir el monstruo de antes.
    -Aroa: T-tú… ¡¡TÚ!!¡¡AAAAAAAH!!
    Aroa cogió una vara metálica de la estructura de una tienda de campaña y la empuñó a la vez que corría hacia el monstruo.
    -Aroa: ¡¡MUERE, MONSTRUOOOO!!
    El golpe dio de lleno en la cabeza en la cabeza del demonio. Sin embargo, este apenas se inmuto. Miró a Aroa y se relamió el hocico.
    -Aroa: ¡C-CABROOON!
    Cogió con fuerza la vara y, en cambio de golpear, la clavó en el ojo del monstruoso ser. Este dio un gran bote, gritando de dolor e ira. Enfurecido, se sacudió el hierro de encima y se giró hacia Aroa. De un coletazo, la envió por los aires. Aterrizó de golpe, dándose un golpe.
    -Aroa: ¡A-aaah!
    El monstruo corrió a gran velocidad hacia Aroa. En el último momento, otra vez se hizo oscuro.
    Aroa se encontraba bien. Era un lugar cálido y placentero. Aún así, algo tenía que ponía la piel de gallina.
    -Aroa: Hhmhmmm…
    Abrió los ojos. Volvía a estar en aquel limbo de colores cálidos. Allí estaba otra vez el mismo tipo de antes, con su guitarra.
    -Je je… ¿Vuelves a verme? Me siento halagado.
    Aroa se tapó su zona íntima y los pechos.
    -Aroa: ¡C-cállate!
    -No hace falta que te tapes… Soy capaz de ver a través de la carne.
    -Aroa: ¡¿Q-que?!¡Tú, per…!
    -Pero tranquila… No lo haré.
    El tío de la guitarra sonrió. El instrumento musical desapareció en el aire, como la anterior vez.
    -Bueno… ¿Qué ha pasado esta vez?
    Aroa se arrodilló y se tapó la cara con las manos con la cara. Mientras lloraba, le contaba que había pasado.
    -Aroa: Yo… yo volvía de recoger leña… y-snif- y, cuando llegué al campamento…
    Dejó caer la cabeza sobre el suelo, derramando las lágrimas sobre éste.
    -Aroa: ¡No pude hacer nada!¡No pude!
    Su voz bajó de tono.
    -Aroa: Soy demasiado débil.
    El tipo de la guitarra le puso una mano en la espalda y la acarició.
    -Quieres matar a ese bicho, ¿no?
    Aroa lloraba en silencio.
    -Quieres tener poder, ¿verdad?
    Empezó a emocionarse.
    -¡Quieres vengar a tus amigos, ¿verdad?!
    Le quitó la mano de encima y empezó a entrar en llamas.
    -¡¡Quieres que tus amigos vuelvan a vivir, ¿no es así?!!
    Aroa abrió los ojos todo lo que pudo. Mientras, él empezó a reírse con malicia.
    -¡¡AAAAAAHAHAHAHAHA!!¡No tienes más que firmar un contrato, Aroa!¡Cédeme tu alma y todo se arreglará!
    Aroa se puso de rodillas, con expresión cabizbaja.
    -Aroa: Si te cedo mi alma… ellos se salvarán, ¿no?
    Él sonrió.
    -Seh.
    -Aroa: Entonces…
    Se levantó y miró a la cara a su anfitrión.
    -Aroa: Procedamos a firmar ése contrato.
    -Perfecto…
    El tipo de la guitarra la cogió de los hombros y la besó otra vez. Finalmente, separaron los labios.
    -Bien, cuando me necesites, no tienes que invocar un aquelarre.
    -Aroa: ¿Aquelarre?
    -Un aquelarre era una reunión que convocaban las brujas con el Diablo para hacer el amor toda la noche.
    -Aroa: Eh, para el carro, eso significa que…
    El tipo sonrió malignamente otra vez.
    -Sí. Yo soy el diablo.
    El diablo estalló en llamas. Le salieron cuatro cuernos de la cabeza, y unas alas demoníacas. Sus pupilas desaparecieron y su piel se enrojeció. El pelo se le volvió plateado, y su chaqueta fue sustituida por una armadura.
    -¿Qué me dices, Aroa?¿Vas a luchar?
    -Aroa: Sí. Sólo me queda aprender a invocar un Aquelarre.
    El Diablo abrió los ojos mucho.
    -Aroa… la mayoría caen en la trampa y no me preguntan como hacerlo… pero parece que tú has pasado la prueba para ser una de mis cazadores de cuervos.
    -Aroa: Que… ilusión. Pero ¿cómo se invoca un aquelarre? Rápido antes de que se me coma…
    -Ahora mismo mi magia ha hecho una especie de paro en el tiempo, así que no hay peligro. Bueno, ahora… voy a enseñarte a invocar un aquelarre. No tienes más que concentrarte y decir un verso.
    Un papel apareció de golpe, entre llamas, en las manos del diablo. Se lo entregó a Aroa.
    -Y una cosa más.
    El diablo le dio el último consejo a Aroa.
    -Ahora los límites los pone tu imaginación. La guadaña era una porquería. Serás tú quien decida que arma usar y como será. Ahora, Aroa…
    Le tendió la mano a Aroa.
    -Buena suerte.
    Aroa le dio la mano.
    -Aroa: Gracias… Satanás.
    -Satanás, Lucifer, Belcebú… eso no son más que nombres que me han dado los humanos. Mi auténtico nombre es…
    La misma luz de la última vez se hizo.
    -Gigathor.
    CONTINUARÁ…


    Última edición por Giga el Vie Mayo 08, 2009 6:18 pm, editado 1 vez
    MickDevil
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    Mensaje por MickDevil Vie Mayo 08, 2009 4:36 pm

    Mola, mola, me gusta la parte en la que el tio (Que seguramene seras tu por cierto xD) le pone la mano en la teta a Aroa XD
    Giga
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 4:39 pm

    El SENO, Mick, el seno... XD

    CAPÍTULO TRES
    Aroa volvió a aparecer ante el monstruo con la misma armadura. En la mano derecha, tenía un papel. El monstruo la volvió a mirar fijamente, otra vez asustado, pero dispuesto a acabar con la que le había arrancado un ojo.
    Aroa miró el papel.
    -Aroa: He…
    Se lo guardó en el escote de la armadura.
    -Aroa: ¿Por qué este traje será tan descarado…?
    Extendió el brazo izquierdo y cerró los ojos. Una tenue luz morada empezaba a emanar de su cuerpo. El monstruo reconoció el aura de Aroa y dio un paso atrás.
    -Aroa: ¡HA!
    Una espada de casi dos metros apareció en la mano izquierda de Aroa. La empuñadura era morada y tenía una gema en el centro de un color ámbar con una línea negra en el centro. Parecía un ojo. El monstruo dio un bote de la impresión, a la vez que intentaba huir de allí lentamente. Aroa dio un paso fuerte al frente.
    -Aroa: ¡Eh, tú! ¡¿De verdad crees que te dejaré marchar?!
    Dio un salto hacia delante, con la espada balanceada a un lado.
    -Aroa: ¡Cortador de demonios!
    La hoja se iluminó con una luz roja, y la joya de la empuñadura emitió un latido. Segundos después, la cabeza del monstruo se había desprendido del cuerpo. La hoja del Cortador de demonios estaba ensangrentada. Aroa lo miró fijamente.
    -Aroa: Es increíble… Yo sola he…
    De repente, la sangre de la hoja empezó a desaparecer.
    -Aroa: ¡¿Pero que…?! ¡Está bebiendo sangre!
    La gema de la empuñadura emitió un brillo, y acto seguido, la armadura y la espada desaparecieron. Volvía a tener la misma ropa de antes.
    Aroa miró el panorama. Todo el suelo estaba ensangrentado y lleno de un líquido púrpura pastoso, seguramente la sangre del demonio. Ante todo ese líquido rojizo y morado, Aroa empezó a palidecer.
    -Aroa: Sangre… sangre…
    Se puso las manos en la cara y abrió los ojos hasta límites insospechados. Se arrodilló. Entonces, en el suelo, vio el papel. Con la mano temblorosa, lo cogió y leyó en voz alta lo que en él ponía.
    -Aroa: Diabólico ser, demoníaco guerrero, invocador del ardor eterno, préstame tu fuerza.
    El papel empezó a iluminarse en rojo.
    -Aroa: ¡AQUELARRE!

    Aroa se levantó del suelo. Era el mismo lugar de antes. Allí estaba Gigathor, sentado en un trono plateado y rojo. Éste se alzó del sillón.
    -Gigathor: Vaya, al final has venido… Bienvenida a mi reino, Aroa.
    Aroa caminó hacia Gigathor.
    -Aroa: Lo prometido es deuda. Ahora te toca tu parte.
    -Gigathor: Vaya, no perdemos el tiempo, ¿eh? Bien, bien, será un momento…
    Gigathor alzó una mano y, acto seguido, chasqueó los dedos. En su otra mano apareció un vestido negro.
    -Gigathor: Pero si te incomoda estar sin ropa, ponte esto.
    Le tendió la mano con la ropa a Aroa. Ella lo cogió, desconfiando.
    -Aroa: Gracias…
    Mientras se la ponía, el diablo empezó a hablar.
    -Gigathor: Pero antes de eso, déjame que te explique de que va todo esto. Es mejor si nadie más se entera.
    -Aroa: Bien… dime todo lo que necesite saber. Por ejemplo, ¿qué era eso?
    -Gigathor: Eso, querida mía, era un demonio.
    -Aroa: ¿Un demonio? Pero entonces, es de los tuyos…
    -Gigathor: Toma, asiento, te tendré que contar la historia desde el principio.
    Un nuevo trono apareció frente al de Gigathor.
    -Gigathor: Vamos, quiero acabar con esto de una vez…
    Los dos se sentaron en sus respectivos asientos.
    -Gigathor: Bien, empezaré por explicarte porqué cree el aquelarre. ¿Has oído hablar de los ángeles caídos?
    -Aroa: Un ángel… que ha pecado, supongo.
    -Gigathor: Algo así. Pues de entre ellos, hay doce que son especialmente malvados. Reciben el nombre de ángeles de alas negras o cuervos. Pues bien, escaparon del purgatorio del altísimo para destruir la maldad del mundo y, de paso, del submundo. Se creen grandes pacificadores, pero lo hacen por la fuerza. Además, sus castigos son desmedidos, y claro, si matan a tanta gente malvada, el infierno se me llena.
    -Aroa: ¿Y ya está? ¿Es una cuestión de espacio?
    -Gigathor: Eso es lo de menos. La cuestión es que también tienen pensado atacar el infierno, como te he dicho. Y claro, uno o dos de ellos no me son un problema, pero son doce, y como entenderás, ni siquiera yo, el diablo, puede con algo así.
    -Aroa: Ya… y quieres que yo me encargue de borrarlos del mapa.
    -Gigathor: De eso se encargan los expertos. Tú de momento, te dedicarás a eliminar los demonios, como el de ahora, que los cuervos han liberado para hacer el trabajo más fácil. Bueno, y de paso, joderme a mí.
    -Aroa: En otras palabras… ¡Soy la basurera del infierno!
    -Gigathor: Una basurera muy sexy, si se me permite decirlo. Sobretodo con ese traje…
    Aroa se fijó en la ropa. Tenía un gran escote y se le veían las piernas por los laterales. En la parte de las piernas, tenía una gran llama carmesí pintada.
    -Aroa: Ja, ja, ja… Muy gracioso…
    -Gigathor: Tengo mucho tiempo libre. Aquí abajo nunca pasa nada interesante. Siempre hay luchas, robos, peleas… es tan monótono…
    El diablo suspiró.
    -Aroa: Que no pasa nada, dice…
    Aroa recordó la batalla de antes.
    -Aroa: Por cierto, ¿Qué ha pasado antes con la espada? He atacado al demonio con la espada y, bueno, la he llamado “Cortador De demonios”, y se ha iluminado y ha latido o algo. Ha sido muy raro…
    Gigathor dio un bote en el trono.
    -Gigathor: ¡¿Qué ha latido?!
    Aroa hizo aparecer la espada en sus manos. Gigathor la cogió.
    -Gigathor: ¡Oh! ¡No sólo has ideado una katana demoníaca de un nivel altísimo, sino que además le has dado nombre! ¡Eso es algo que no se ve cada siglo!
    -Aroa: ¿Qué…? ¿Qué he hecho…?
    -Gigathor: Escucha, Aroa, si de verdad eres tan buena como parece, y creo que así es, no tardarás en poder enfrentarte a un cuervo. Tu imaginación ha desatado un poder inimaginable, una katana capaz de rivalizar con la Tempestad estática de Greldan o el Azote del purgatorio de Atoms.
    -Aroa: ¿Y esos quienes son…?
    -Gigathor: Son cuervos, Aroa. Tu imaginación es capaz de rivalizar con dos de los ángeles de alas negras. Obviamente que no son de los más poderosos, no pueden compararse con Génesis o Ángel, pero… Te lo diré de otra manera.
    Gigathor se levantó del sillón.
    -Gigathor: Los tipos con los que te digo que puedes rivalizar son capaces de cargarse diez o veinte demonios de un golpe.
    -Aroa: ¡¿Q-que?! ¡¿Tan poderosa soy…?!
    Gigathor sonrió con malicia.
    -Gigathor: Más de lo que imaginas.
    El diablo dio un toquecito en la frente de Aroa con un dedo, y, de repente, se hizo una luz cegadora. Aroa se encontraba en el campamento. Todo estaba como antes de que el demonio atacara. Incluso sus amigos estaban vivos.
    -¡Aroa! ¡Si que has tardado! Jolines, y encima no traes nada de leña…
    Aroa se lanzó encima de sus amigos.
    -¿Eh, que pasa aquí? ¡Aroa, estate quieta!¡Párate!
    Aquella noche, Aroa cayó dormida al instante. En sueños, pudo hablar con Gigathor.
    -Gigathor: Aroa, me olvidaba de decirte algo.
    -Aroa: Dime, que pasa.
    Aroa sonreía a Gigathor.
    -Gigathor: ¿Pero a ti que te pasa…?
    -Aroa: Nada, que estoy contenta de que salvaras a mis amigos.
    Aroa le dio un beso en la mejilla al diablo. Este se enrojeció.
    -Gigathor: ¡Eh, eh! ¡¿Qué ha sido eso?!
    -Aroa: Un besito, tonto. Es mi manera de agradecértelo.
    -Gigathor: Puesss... ¡no me gusta!
    -Aroa: Jaaah… ya claro…
    -Gigathor: ¡Bueno, deja el tema ya, que te tengo que decir algo importante! Ostia ya…
    -Aroa: Vale, vale, habla. Jolines, como te pones por una tontería…
    -Gigathor: Venga, al tema. Voy a intentar enviarte a un compañero para que te ayude. Tú haz tu vida normal, ve a clase y eso.
    -Aroa: Las clases acabaron la semana pasada.
    -Gigathor: ¿Sí? Pues mejor aún, tendrás más tiempo. En fin, intentaré contactar contigo, o algo por el estilo. Y ahora… duerme.
    Todo se oscureció y Aroa se durmió totalmente.
    -Gigathor: Niñata...
    CONTINUARÁ…


    Última edición por Giga el Sáb Mayo 09, 2009 2:43 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 4:40 pm

    CAPÍTULO CUATRO
    Hacía ya unos días que Aroa había vuelto del campamento. Llevaba una vida tranquila en casa, gracias a que eran vacaciones de verano. Se encontraba en su habitación cuando recordó lo que le había pasado durante el viaje.
    Tú de momento, te dedicarás a eliminar los demonios, como el de ahora, que los cuervos han liberado para hacer el trabajo más fácil.
    Finalmente, después de estar un rato sin hacer nada sobre su cama, acabó por dormirse. En sueños, volvió a reunirse con Gigathor.

    Aroa abrió los ojos. El mismo limbo de siempre. También el mismo tipo de siempre, un tipo que se hacía llamar diablo. Gigathor se acercó a Aroa y le tendió la mano.
    -Gigathor: Madmoiselle.
    -Aroa: Ahórrate los cumplidos. ¿Qué pasa?
    Después de ayudarla a levantarse, entablaron conversación.
    -Gigathor: Son mis demonios. Hay un par en las afueras de tu ciudad. Parece que te han olido.
    -Aroa: ¿Qué me han olido…?
    -Gigathor: Sep. Y no son demonios de mierda como el del otro día. Ese era un Devil Cheeza, digamos que en una escala del uno al diez tenía un poder de dos. Pues estos son dos Devil Ragnus, con un poder de cuatro. Si solo fuese uno, aún sería fácil, pero tratándose de dos, y encima de unos Ragnus, te va a costar.
    -Aroa: ¿Y porqué justamente por ser Rasnus, o como se llamen…?
    -Gigathor: Porque es un tipo de demonio que crea estrategias de combate para sacarle el máximo partido a su fuerza.
    Aroa tragó saliva.
    -Aroa: Y… ¿Cuándo dices que viene mi compañero…?
    -Gigathor: He contactado con ella, pero se orienta fatal, y aún está a medio camino.
    -Aroa: ¿Ella? Oh, es una chica.
    -Gigathor: ¿Crees acaso que haría un aquelarre con un tío…?
    -Aroa: Hombre, ¿no es pecado? Pues supongo que, por lógica, debería de ser algo normal para alguien como tú, señor diablo.
    -Gigathor: He dejado esos vicios…
    Aroa dio un salto en su sillón, levantándose y señalando al diablo con el dedo.
    -Aroa: ¡Ahá, así que no e equivocaba del todo!
    -Gigathor: Esto… Aroa… ¿Recuerdas que vas desnuda…?
    -Aroa: ¡¿Egh…?!
    Aroa corrió a sentarse otra vez y se tapó la ingle.
    -Aroa: Maldito seas… ¿Y porqué mierdas tengo que venir desnuda…?
    -Gigathor: Porqué aquí sólo viene tu alma, tu cuerpo está en tu cama. Si alguien te ve, creerá que estás sobando. Además, si vinieras con ropa no sería divertido.
    -Aroa: ¡Con que eso era, ¿eh?!
    -Gigathor: Que nooo, que es porque aquí viene tu alma. En fin, déjalo, tienes trabajo.
    Gigathor chasqueó los dedos, y Aroa se despertó en su cama.
    -Aroa: Bueno… a trabajar.
    Se levantó de un salto de la cama y se puso las bambas. Corrió hacia la salida y, al abrir…
    -Aroa: ¡Aaaagh! ¡¿U-un demonio?!
    Rápidamente, atrajo la atención del monstruo y lo hizo seguirla hacia las afueras de la ciudad, para que nadie resultara herido. El monstruo tenía pinta entre de lagarto y de escorpión, con garras afiladas, de un tono morado oscuro. Los ojos rojos seguían a Aroa sin perderla de vista, y las patas se movían rápidamente para perseguirla sin parar. Una pinza se clavó justo al lado de Aroa. De un salto la esquivó, pero la segunda le rozó el pelo.
    -Aroa: ¡M-mierda! ¡Tendré que invocar un aquelarre ya mismo!
    Aroa paró en seco. El demonio, extrañado, hizo lo mismo. Se quedaron mirando fijamente, hasta que Aroa pronunció el hechizo.
    -Aroa: Diabólico ser, demoníaco guerrero, invocador del ardor eterno, préstame tu fuerza… ¡AQUELARRE!
    Aroa apareció en el suelo del limbo de siempre. Había llegado a la conclusión de que aquello debía de ser el infierno.
    Se levantó lentamente. Al alzar la mirada, vio al tipo de la última vez.
    -Gigathor: Bien, ya conoces el ritual…
    Aroa se puso de pie delante de Gigathor. Acto seguido, cogiéndolo desprevenido, ella lo abrazó.
    -Gigathor: ¿Pero que haces…?
    Gigathor se puso rojo.
    -Aroa: ¿De verdad que tengo que luchar…?
    Aroa miró a Gigathor a los ojos. Ella los tenía a punto de romper a llorar.
    -Gigathor: Sabes que si… Acabemos con esto rápido, ¿vale?
    Con una mano, le acarició la barbilla a Aroa y se la acercó. Finalmente, juntaron los labios. En el último momento, una lágrima cayó cara abajo de Aroa.
    En el lugar donde antes estaba Aroa, había ahora un estallido de luces rojas y moradas. De entre el humo que se levantó, se distinguía una figura humana.
    Aroa salió de entre la humareda de un salto, con el Cortador de demonios empuñando en la mano izquierda. El demonio, dando un salto impresionante hacia arriba, esquivó el ataque, y acto seguido cayó otra vez. Aroa esquivó el ataque por un segundo, y de una voltereta, saltó e hizo un corte al monstruo en una pata. Sin embargo, el daño fue superficial. Sólo un trozo de la cobertura del monstruo saltó.
    -Aroa: ¡Mierda, ¿de que estará hecho?!
    Una cola gigante vino desde delante de Aroa y le dio de pleno. En el último momento, Aroa pensó su jugada. Puso las manos delante, y el Cortador de demonios se cambió por una espada gigante, con una hoja tan grande que fue capaz de parar el daño del golpe de su enemigo. Aroa salió catapultada hacia atrás, y, parándose con ambas piernas, consiguió mantenerse en pie.
    -Aroa: ¡Ah, eres duro de pelar! ¡Pues chúpate esta!
    De un salto, se lanzó hacia el Devil Ragnus, y levantó la espada. Usando el peso de esta, asestó un golpe destructivo en la cabeza del monstruo. Una raja se hizo entre los ojos del demonio, mientras este chillaba de dolor. Entre una tempestad de sangre morada y una especie de concha que recubría al monstruo, una pinza golpeó a Aroa, mandándola contra un árbol, el cual se partió en dos. Aroa escupió sangre.
    -Aroa: Ugh… Mierda, esto se pone feo…
    Apoyándose en la espada, Aroa se levantó. Mientras, el monstruo movía la cabeza y las pinzas desesperadamente.
    -Aroa: Pero parece que tú has acabado peor, hijo de perra… Hehehe…
    La hoja de la espada se iluminó y cambió su forma. Ahora había una especie de rifle entre las mano de Aroa.
    -Aroa: A ver que le dices a esto, cangrejo del demonio…
    Cargó la munición del rifle y apuntó a la brecha que había en la frente del demonio. Pero en el último momento…
    De un rápido movimiento, Aroa esquivó un rayo venido de la nada. De un salto, se colocó detrás de un coche.
    -Aroa: Ostia, ahora ha venido el otro. No tengo otro remedio que usar la cabeza…
    Aroa vio su rifle, e instantáneamente, tuvo una idea. Ideó una munición especial para su arma, la cargó en la cámara de las balas, y apuntó a la cabeza del monstruo herido a través del cristal del coche.
    -Aroa: Vale… cómete esta, cangrejo.
    Aroa apretó el gatillo. La onda expansiva del disparo saliendo del cañón del arma rompió los cristales del vehículo, y finalmente, el disparo se clavó en la frente del monstruo.
    -Aroa: Veamos quien hace mejor los planes aquí…
    Salió de su escondrijo y transformó su pistola en el Cortador de demonios. La hoja se iluminó en rojo, y con un rápido movimiento, Aroa cortó media pata del segundo demonio. De una voltereta, se colocó debajo del primero, el que estaba herido. El otro monstruo, cabreado por lo que su enemiga acababa de hacerle, se abalanzó sobre ella, yendo también hacia donde estaba el monstruo. En el último momento, Aroa se desplazó a un lado del demonio y dio un enorme salto. Se encontraba en el aire cuando los dos monstruos chocaron.
    -Aroa: Tres… dos… uno…
    Una explosión se hizo debajo suyo. Los trozos de los demonios saltaron entre el mar de fuego. Aroa aterrizó con una mano en el suelo y levantó la cabeza. Los dos monstruos estaban muertos, tirados en medio de la calle principal de su ciudad. Levantó la cabeza. Tenía un mechón de pelo tapándole la cara, y una sonrisa diabólica en su boca.
    -Aroa: Creo que esto empieza a gustarme.
    Entonces, de entre el fuego, le pareció ver a alguien. De repente, de ese alguien se expandieron dos grandes extremidades. Eran dos alas.
    -Vaya, vaya, así que el Diablo tiene un nuevo mensajero…

    CAPÍTULO CINCO
    -Vaya, vaya, así que el Diablo tiene un nuevo mensajero… Cómo no, una mujer.
    Un tipo con una larga túnica blanca y una barba castaño claro no muy larga perfectamente perfilada, apareció de entre las llamas. Moviendo ligeramente la mano, el fuego se apagó.
    -Aroa: ¿Eres… un cuervo?
    El tipo dio un pisotón en el suelo, abriendo un gran boquete.
    -¡Soy un ángel de alas negras, niñata entrometida!
    -Aroa: Los cuervos tienen alas negras… Y es más corto decir cuervo.
    -Tú… tú quieres morir, ¿verdad?
    Un poderoso viento empezaba a arremolinarse alrededor del campo de batalla.

    -Gigathor: ¡¿Aldus?! ¡¿Qué hace un cuervo ahí?!
    Gigathor se dejó caer en el trono.
    -Gigathor: Espero que no tenga que actuar yo mismo…

    Aroa esquivó una ráfaga de viento.
    -Aroa: ¡¿S-s-se puede saber que mierdas era eso?”
    -Aldus: Era una ráfaga de viento. ¿Acaso eres una completa ignorante?
    -Aroa: ¡Y tú…! ¡Un completo capullo!
    A Aldus se le escapó una risita.
    -Aldus: ¿Un… que…?
    Aroa bajó la cabeza.
    -Aroa: Mira, mira, no te burles de mi, ¿eh, pajarraco?
    El Cortador de demonios apareció en la mano izquierda de Aroa. De un ágil salto, se abalanzó sobre el cuervo.
    -Aldus: ¿Cómo me has llamado…?
    Un escudo de aire devolvió a Aroa hacia atrás. De una voltereta, se volvió a colocar de pie. Sin embargo, Aldus no estaba donde antes.
    -Aroa: Mierda, ¿adonde habrá ido el tipo este?
    -Aldus: Llámame Aldus.
    Una ráfaga de viento lanzó a Aroa por los aires. En medio de la trayectoria, transformó la espada en el rifle de antes. En el aire, lo recargó y apuntó a su enemigo. Apretó el gatillo y…
    -Aldus: ¿Crees que dejaré que me toque un disparo explosivo?
    El disparo salió de la boca del cañón hacia Aldus. Este se balanceó hacia detrás para esquivarlo. Sin embargo, el disparo se quemó a medio camino convirtiéndose en un disparo llameante.
    -Aldus: ¡¿Pero que…?!
    Las llamas rozaron la cara de Aldus mientras Aroa aterrizaba de pie, transformando el rifle en el Cortador de demonios.
    -Aroa: ¡Tooooma ya!
    -Aldus: Tuuu, zorraaa…
    Aldus se cabreó y miró a Aroa con cara de desprecio.
    -Aldus: ¡Muereeeee!
    Una esfera de viento se concentró en las manos del ángel caído.
    -Aroa: ¡Eh, espera, espera! ¡Ha sido completamente justo! ¡Tú eres tope de fuerte y yo soy una novata!
    -Aldus: ¡Me importa una mierda que seas una novata como si eres una experta! ¡Los pecadores sólo tienen un destino! ¡Y es morir!
    La esfera de viento emanaba una gran cantidad de energía.
    -Aldus: Esto ya está…
    -Aroa: ¡Mierda…!
    Aldus lanzó la esfera de viento hacia delante. Esta fue directamente hacia la barriga de Aroa. En poco más de un segundo, impactó contra la armadura y destrozó toda la coraza, desde el pecho hasta la parte que cubría la espalda.
    -Aroa: ¡A-aaaargh!
    Aroa escupió sangre y, acto seguido, perdió el conocimiento. Cayó con un golpe seco al suelo, aún con la espada en la mano izquierda. La armadura de Aroa estaba destrozada, dejando ver su cuerpo desnudo.
    -Aldus: Cht… mira que desafiar a un ángel…
    El cuervo levantó una mano. El viento se empezó a concentrar en ella.
    -Aldus: Después de todo sólo era una niña.
    Cerró el puño y, acto seguido, colocó la mano sobre la cabeza de Aroa.
    -Aldus: Una lástima que esto tenga que acabar así, pero todo aquel que ataque a un ángel…
    De repente, se oyó un latido.
    -Aldus: ¿Eh…?
    Tocó sin querer con un dedo a Aroa. A sorpresa de Aldus, todo el poder que en su mano había acumulado se disipó.
    -Aldus: ¡¿Pero que mierdas…?!
    Levantó el puño, concentró viento y lo bajó hacia la cabeza de Aroa. Se oyó otro latido. Un escudo de energía morada se hizo alrededor de Aroa, manando hacia detrás a Aldus. Expandió sus alas negras y se mantuvo en el aire.
    -Aldus: ¡¿Qué es este poder diabólico?! ¡Es diez veces mayor por lo menos!
    Aroa se apoyó con un brazo en el suelo y, usándolo de soporte, se levantó. La hoja de la katana brillaba con intensidad en tonos rojizos. Un aura luminosa mayor que nunca rodeaba a Aroa.
    -Aroa: He.
    Aroa apareció detrás de Aldus como por arte de magia. De una patada, lo mandó al suelo. Cuando este intentó levantarse usando los brazos, aterrizó encima suyo Aroa y lo volvió a hundir en el asfalto.
    -Aldus: ¡¿Pero que pasa aquiii?!
    -Aroa: Ha ha ha…
    Aroa se relamió la mano ensangrentada por el golpe de Aldus. La joya de la empuñadura del Cortador de demonios latió y empezó a brillar. La línea del dentro se expandió un poco. Parecía un ojo. Aroa levantó el arma.
    -Aroa: ¡Hahahaha! ¡¡HAAAHAHAHA!!
    La hoja de la espada empezó a despedir energía y a vibrar. El suelo temblaba, y Aldus luchaba por quitarse a Aroa de encima.
    -Aldus: ¡U-uh…! ¡Un demonio… nunca podrá derrotar a un ángel de alas negras!
    Una ráfaga de viento lanzó a Aroa por los aires.
    -Aldus: ¡Ahora eres presa fá…!
    Dos alas salieron de una especie de círculo de energía detrás de Aroa. Se mantuvo en el aire batiéndolas. La espada se volvió casi negra.
    -Aldus: ¡¿Qué-qué es eso?! ¡¿Alas de demonio?!
    Aldus vio el círculo de energía de la espalda de Aroa.
    -Aldus: ¡Un hechizo!
    Aroa levantó el Cortador de demonios. De repente, el cielo se oscureció. Aroa sonrió sacando la lengua.
    -Aroa: Haaaahaaha…
    Bajó la espada. Un corte de energía de color negro salió de la hoja hacia Aldus.
    -Aldus: ¡¡M-MIERDAAA!
    El sablazo de energía pasó al lado del cuervo, sin tocarle el cuerpo. Sin embargo…
    El ala negra cayó al suelo, separada del cuerpo de su portador.
    -Aldus: M… mierda…
    El ángel cayó al suelo, inconsciente.
    -Aroa: Hehehe… he…
    Las alas de Aroa desaparecieron, la espada se apagó y desapareció, y Aroa cayó al suelo. La armadura desapareció también, dejando a Aro con la ropa que llevaba antes de luchar. El cielo se había nublado. Poco a poco, empezó a llover. Una sombra se acercaba debajo de la lluvia.
    -¿Esta es la nueva…?
    CONTINUARÁ…


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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 4:40 pm

    CAPÍTULO SEIS
    Aroa abrió los ojos. Era un lugar cálido, con una luz tenue, lleno de tonos rojizos, anaranjados… Se levantó. Allí estaba Gigathor con un aspecto serio, sentado en su trono. Se acercó a él lentamente.
    -Aroa: ¿Qué me ha pasado…?
    Aroa suspiró.
    -Aroa: Wagh… no recuerdo nada, y me duele la cabeza…
    -Gigathor: No me extraña que no recuerdes nada… Ya me imaginaba que no tienes el nivel para controlar un arma tan poderosa. Ha sido la espada la que te ha controlado a ti.
    -Aroa: ¿De que me hablas…?
    Gigathor se levantó.
    -Gigathor: Creo que te tendré que contar cómo va esto de las armas demoníacas.
    Empezó a explicarle a Aroa el proceso.
    -Gigathor: Viene de hace mucho tiempo, cuando el cielo y el infierno estaban enfrentados. Cuatro demonios increíblemente poderosos, los cuatro jinetes del Apocalipsis, estaban al frente de mi ejército. Los cuatro cayeron por salvar la integridad del submundo, pero sus armas, llamadas Armas diabólicas, conservaron sus almas y se fundieron con la esencia del mundo. Esa esencia es lo que flota en los tres mundos; el cielo, el infierno, y el mundo real. Es lo que da alma a todos los seres de este conjunto. Sin embargo, muy de vez en cuando, un cazador de cuervos desata el poder de un arma diabólica, y si consigue darle nombre, el espíritu del jinete al cual pertenecía le ayudará cuando esté en apuros.
    -Aroa: ¿Y eso porqué me lo cuentas…?
    -Gigathor: ¿De verdad que no recuerdas nada?
    Aroa se frotó la cabeza.
    -Aroa: ¡Nada de nada! ¡Aaah, que rabia!
    El diablo puso la mano en la cabeza de Aroa.
    -Gigathor: Le has cortado un ala a ese tipo.
    Aroa se quedó atónita. No podía creer lo que oía.
    -Aroa: Insinúas… ¿Qué tengo alguna arma…?
    -Gigathor: El Cortador de demonios, ¿recuerdas? Es una arma poderosísima, con el espíritu de un jinete dentro. Por eso tiene una especie de ojo en la empuñadura. Es a través de esa gema por donde ve lo que pasa. Por lo tanto, ten mucho cuidado si vuelves a crear un arma con algo parecido. Porque dicen algo de quien reúna las cuatro armas diabólicas…
    Gigathor apretó el puño.
    -Gigathor: Dicen que si las cuatro son reunidas, la persona que lo haya hecho se convertirá en el sucesor del diablo.
    Aroa abrió los ojos como platos.
    -Aroa: ¡Espera, ¿quieres decir que si las reúno me convertiré en un demonio maligno y pervertido y gobernaré el infierno?!
    -Gigathor: Eso ha dolido… pero no. Más bien…
    Aroa vio una luz de esperanza en las palabras que iba a pronunciar Gigathor.
    -Gigathor: … serías en una demonio maligna y pervertida y gobernarás el infierno… y no molará, porque entonces los cazadores de cuervos serán todo tíos.
    Aroa desfalleció.
    -Aroa: Wa… creí que dirías algo bueno…
    -Gigathor: No te preocupes, no las reunirás.
    -Aroa: ¡¿Qué no?! ¡Ya verás como soy capaz!
    -Gigathor: Pero no quieres convertirte en diablesa, ¿no?
    -Aroa: Mierda, cierto…
    -Gigathor: Aunque por otro lado serías sexy toda la eternidad… Es una buena opción, en realidad… siempre que me tengas como esclavo o algo…
    -Aroa: Ni lo sueñes, irías a las calderas de cabeza.
    -Gigathor: ¡Vale, vale! ¡Vuelve al mundo real de una vez y cuidado con esa katana!
    Le dio un toquecito a Aroa en la frente y, de repente, todo se hizo luz. Acto seguido, volvió a abrir los ojos. Entonces, se cruzaron con los de otra persona. Eran unos ojos grandes, profundos… Parecía que te pudieras perder en ellos. También tenía algo que le tapaba la boca… Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía a una chica encima, con una gorra y un largísimo cabello entre rubio y pelirrojo.
    -Aroa: ¡W-wah! ¡¿Qué haces?!
    -Menos mal, estás viva… uf… Te estaba haciendo el boca a boca, por si acaso.
    -Aroa: ¡Pero si estaba…!
    Aroa se calló.
    -Aroa: Dormida…
    -Que ibas a estar dormida, te has desmayado después de cargarte a ese cuervo.
    Aroa se llevó una impresión enorme. Aquella chica sabía sobre lo que a ella le pasaba.
    -Aroa: ¡¿Cómo sabes sobre eso?!
    -Me envía Giga para que te ayude en tu camino. Dice que eres fuerte pero estás muy verde (y también dice que estás otras cosas, pero mejor no te las digo). Así que me quedaré en tu casa una temporada.
    Aroa dio un bote.
    -Aroa: ¡¿En mi casa?! ¡Encima que le vendo mi alma, me hace ejercer de canguro!
    Entonces se fijó en la cara de la chica.
    -Aroa: ¿Y esas líneas a los lados de tu cara?
    -Oh, pues porque soy un demonio. Me llamo Glen.
    Glen le tendió la mano a Aroa y le ayudó a levantarse. Pudo fijarse en el agua que corría por la piel de Glen. Tenía unos pechos enormes…
    -Aroa: Dios, ¿Qué talla de sujetador usas?
    -Glen: ¿Talla de que?
    -Aroa: Es igual…
    Se dirigieron a casa de Aroa bajo la lluvia. Al llegar, Aroa le enseñó a Glen la habitación de invitados.
    -Glen: ¿Puedo llevarme mi cama a tu habitación? Es que me da miedo dormir sola…
    -Aroa: ¿Pero como te va a…? Vale… Bueno, tú ve trayéndola, yo voy a tomar un baño. Estoy toda sudada y llena de barro.
    Aroa fue al baño y empezó a quitarse la ropa mientras se llenaba la bañera de agua.
    -Aroa: Por cierto, mis padres volverán en un par de días, así que estamos solas.
    -Glen: Vale, vale.
    Aroa se metió dentro de la bañera.
    -Aroa: Aaaah, siento que revivo…
    Cerró los ojos y se relajó. Repasó lo que había pasado durante el día. La batalla contra los Devil Ragnus, la lucha contra Aldus, y Glen. Entonces. Se hizo una perturbación en el agua. Aroa abrió los ojos y vio a Glen completamente desnuda metiéndose en la bañera con ella, con una cara de angelito. Se dio cuenta de que tenía más marcas como las de la cara por todo el cuerpo. Y lo más extraño…
    -Aroa: ¡WAAAH! ¡¿Qué es eso que te sale de la cabeza?! ¡¿Orejas de gato?!
    -Glen: ¡Sí, y una cola, mira!
    Glen presumía de tener características tan extrañas.
    -Glen: Después de todo soy un demonio.
    -Aroa: Ya, ya… bueno, métete ya, que estás totalmente desnuda…
    -Glen: ¿Qué más da? Voy así por mi casa en el infierno.
    -Aroa: Que te metas o llamo a Giga…
    -Glen: ¡V-voooy!
    Aquella noche, Glen durmió pegada a Aroa. Por su parte, ella se durmió enseguida, estaba reventada de todo lo que había hecho aquella tarde.

    CAPÍTULO SIETE
    Aroa abrió los ojos. Se encontraba en el mismo lugar de siempre, un limbo de colores cálidos y un aire siniestro. Se levantó y se dirigió a Gigathor, que estaba tocando la guitarra de siempre.
    -Gigathor: Empieza el ritual, cuerpos a media luz, beben de otras bocas y se excitan, lamen la lujuria que lubrica su piel y hasta las estrellas se masturban al ver…
    Hizo desaparecer el instrumento y se sacudió las manos.
    -Gigathor: Que bien que me está quedando, ¿eh?
    -Aroa: ¿Es un poema?
    -Gigathor: Una canción. Hace mucho que dejé de intentar componerla, pero desde que te encontré, he vuelto a intentarlo, y ciertamente me sale bastante bien.
    -Aroa: Ya… ¿Y como se llama?
    -Gigathor: Aquelarre.
    -Aroa: No se porqué, pero me lo imaginaba…
    Gigathor saltó hacia Aroa.
    -Gigathor: Bueno, bueno, no estamos aquí para perder el tiempo. Te he llamado por algo. Es sobre Glen. Quiero que se convierta en cazadora de cuervos.
    -Aroa: ¿En cazadora de cuervos? Bueno, pues… adelante, ¿no?
    -Gigathor: Pero quiero que tú la convenzas, porque no puedo contactar con ella. Cuando los demonios de su nivel duermen, crean un escudo en su cabeza que impide que les lean la mente, los controlen, o en este caso, que traiga su alma aquí. Sólo puedo contactar con ella si invoca un aquelarre.
    -Aroa: ¿Y como contactabas hasta ahora con ella, si se puede saber?
    -Gigathor: ¡Eso es confidencial!
    -Aroa: Ya… En fin, haré lo que pueda, pero si no quiere, te aguantas.
    -Gigathor: Dile que si no acepta no volverá por aquí abajo.
    -Aroa: De acuee… ¡Eh!
    Aroa se despertó. Miró el reloj de encima de la mesa. Eran las once de la mañana.
    -Aroa: Arriba, Glen, que ya es tarde.
    Glen estaba enroscada como un gatito debajo de las mantas.
    -Aroa: ¡Eh, arriba!
    -Glen: Nyaaa… déjame dormir maaas…
    La cola se le enroscó y las orejas se le bajaron.
    -Aroa: ¡Que te levantes! ¿Y porqué duermes sólo con bragas?
    -Glen: Zzzzz… nyaaa… zzzz…
    -Aroa: ¿Esas tenemos…?
    Aroa tomó aire.
    -Aroa: ¡¡LEVANTA QUE VENDRÁ EL COCOOOO!!
    Glen dio un salto descomunal de la cama y cayó de cuatro patas con el rabo levantado.
    -Glen: ¡Ahá, ¿te has dignado a venir, payaso?!
    Glen empezó a rastrear toda la habitación en busca de algo. Iba olisqueando por todos los rincones de la sala. Finalmente, decidió salir de allí y buscar por toda la casa, siempre con la cola totalmente tiesa.
    -Aroa: ¿Se puede saber… que haces…?
    -Glen: ¡El Coco y yo tenemos un asunto pendiente!
    Glen apretó el puño.
    -Glen: Ese desgraciado, mal perdedor, egoísta, maleducado…
    -Aroa: Ya vale, ya vale… que era broma… Lo de que viene el coco se le dice a los niños para asustarlos…
    -Glen: ¡¿QUÉ?! ¡¿Y me he levantado por eso?!
    Glen miró con ojos amenazadores a Aroa.
    -Glen: Grrrrgrgrgrgr…
    -Aroa: ¡V-vale, vale! ¡Perdón!
    -Glen: ¿Nunca te han dicho que los gatos te pueden odiar durante sus siete vidas…?
    -Aroa: ¡Calla que me asustas! ¡Además, que Giga quiere verte!
    Glen dejó de mirarla como antes.
    -Glen: ¿Eh? ¿A mi?
    -Aroa: Quiere que seas cazadora de cuervos.
    -Glen: ¿E-eeeh? ¡¿YO?!
    Glen dio un salto impresionante y se dio contra el techo.
    -Glen: ¡A-auch! ¡Bien, bien, bieeeen! ¡Será todo un honor hacer el ritual con él!
    -Aroa: Déjate de rituales e invoca ya un aquelarre.
    -Glen: Voy, voy. Diabólico ser, demoníaco guerrero, invocador del ardor eterno, préstame tu fuerza… ¡AQUELARRE!
    Se hizo una gran oscuridad. Glen y Aroa aparecieron en el submundo, a unos metros de Gigathor.
    -Gigathor: Hola, chicas.
    Glen dio un salto.
    -Glen: ¡Gigaaaa!
    Corrió hacia él a toda velocidad.
    -Glen: ¡Giga, ¿de verdad quieres hacerme el ritual?!
    -Gigathor: Si, Glen, quiero que ayudes a Aroa, porque la verdad, está muy verde.
    -Aroa: ¡Eh! ¡No hablemos de quien es más verde!
    -Gigathor: Soy el diablo, es lógico que sea yo.
    -Aroa: ¡Esa es tu respuesta para todo!
    -Gigathor: Es que… soy el diablo.
    -Aroa: ¡Que lo dejes! ¡Ah, se acabó, me voy de aquí!
    Aroa se giró. Después de una larga pausa, miró a Gigathor de reojo.
    -Aroa: ¿Cómo… lo hago?
    -Gigathor: ¡Waaahaahaha! ¡Ni siquiera sabes volver al mundo real! ¿Ves como estás muy verde?
    Aroa miró con ojos amenazadores al diablo.
    -Gigathor: Ejem… voy, voy…
    Dio un toquecito a Aroa en la frente. Acto seguido, ella abrió los ojos en su casa.
    -Aroa: Waagh… tiene razón Glen, es muy pronto…
    Aroa cerró los ojos y se durmió.

    En el infierno, Glen estaba frotando su cabeza en el pecho de Gigathor.
    -Glen: Oooh, Giga, he esperado mucho, mucho tiempo que me hagas esto…
    Él acarició su cara y le dio un beso en la boca. Después de eso, Glen se le abrazó y le arrancó la parca.
    -Gigathor: Bien, Glen, vamos a empezar con el ritual.
    Glen se abrazó a Gigathor, apretando su cuerpo desnudo contra él.
    -Glen: Giga… Gigaaa…
    Una sonrisa de felicidad se hizo en la cara de Glen.

    Aroa abrió los ojos. Se giró hacia un lado y vio a Glen mirándola fijamente con sus ojos profundos, de felino. Tenía una sonrisa de felicidad de oreja a oreja.
    -Glen: Ha sido maravilloso…
    Glen se enroscó.
    -Glen: Wa… Creo que me vuelvo a la cama, necesito dormir doce horas diarias.
    -Aroa: Doce…
    Glen se levantó y volvió a la habitación.
    -Aroa: Bueno, creo que empezaré los deberes de verano…
    CONTINUARÁ…


    Última edición por Giga el Lun Mayo 18, 2009 8:40 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 4:40 pm

    RESERVADO (que luego pasa lo que pasa)
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 4:41 pm

    VUELVO A RESERVAR
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 5:04 pm

    RESERVO ESTE ESPACIO
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 5:06 pm

    RESERVADO
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    Mensaje por Giga Vie Mayo 08, 2009 5:13 pm

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    Mensaje por Berseker Vie Mayo 08, 2009 10:04 pm

    Ha molado pero...bueno, ya te he contado por el msn.....
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    Mensaje por Giga Dom Mayo 10, 2009 2:26 pm

    Ya, ya... weno, capi 4 añadido 55
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    Mensaje por MickDevil Dom Mayo 10, 2009 9:43 pm

    Mola, mola
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    Mensaje por Giga Lun Mayo 11, 2009 9:21 pm

    Ya lo se XD
    Capitulo seis puesto.
    ¡Salu2!
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    Mensaje por MickDevil Lun Mayo 11, 2009 9:32 pm

    Miera, me empieza a gustar... (xD)
    Actualiza pronto, cuñado!
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    Mensaje por Berseker Miér Mayo 13, 2009 11:16 pm

    mola mola xDDD
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    Mensaje por Giga Miér Mayo 20, 2009 9:17 pm

    Ahi teneis uno nuevo (y ya lo se, men, que para algo es MI historia XD)
    ¡Salu2!

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